¿Qué universidad queremos?

A CORUÑA

25 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La financiación del modelo universitario público y su gestión, o más bien la falta de la primera y la deficiente reacción de los encargados de la segunda, hacen necesario un debate público alejado de las posturas partidistas y en la que solo debe haber un ganador, los alumnos. Ese es el desafío que puso encima de la mesa el pasado martes el presidente del Consello Social de la Universidade da Coruña, Antonio Abril. Se trata de un alto ejecutivo de una de las principales empresas del mundo y se ha atrevido a romper con esa especie de omertá que reina en determinados círculos para denunciar algunos de los males endémicos de esta institución desde su misma fundación. Abril hizo especial hincapié en dos aspectos estrechamente relacionados entre sí: la financiación, o mejor dicho, la necesidad de incrementar las vías de ingresos y no depender solo de los aportados por la Administración y los alumnos, y la gobernanza.

Y, aunque pueda haber matices, ambas observaciones son ciertamente evidentes. La crisis económica ha menguado todos los ingresos, mientras los gastos corrientes no paran de crecer. Esa falta de dinero circulante y el aumento del paro también ha reducido las becas y, por lo tanto, el dinero procedente de los alumnos. Y la situación tiene pocos visos de remontar de forma inmediata, con lo cual, aún puede empeorar.

A Coruña dispone de varias de las principales fortunas españolas y de un tejido industrial dinámico al que, que conste, apenas se le pide participación ni implicación. La reacción del propio rector, Xosé Luís Armesto, persona conciliadora y dialogante en general, que está desarrollando una aceptable labor dentro de las circunstancias que le han tocado, ha sido bastante fría y distante, rechazando un debate que sería bastante enriquecedor para la institución que dirige.

Politización errónea. Mientras Armesto ha guardo las formas, han sido los políticos de BNG y PSOE, disfrazados de sindicalistas, los que han atacado la idea sin más argumento que dejarlo todo como esta, con una UDC a la cola de todos los ránkings. Fueron Suso Bermello, del BNG y la CIG, y Chema Castrillo, del PSOE y el Iesga, los que alzaron la voz para desacreditar al presidente del Consello Social sin más argumentos que los estrictamente partidarios y sin una sola propuesta alternativa que contribuya a enriquecer y mejorar la calidad de nuestro principal vivero de talento. Pero algo habrá que hacer para evitar el deterioro de la institución, modernizarla e intentar acabar con una endogamia que se traduce en una bajísima participación en todos sus procesos de elección y decisión. Quizá sea un buen momento para plantearnos, sin etiquetas, qué tipo de universidad queremos tener.

Cambre, en su laberinto. A menos de un año para las elecciones y sabiendo que el acuerdo entre la oposición es imposible para plantear una moción de censura en la que ya fracasaron hace un año, la oposición de Cambre, el cuarto municipio más poblado del área metropolitana coruñesa, ha preferido retrasar un mes la entrada en vigor de los presupuestos locales a cambio de volver a constatar que Manuel Rivas Caridad (PP) gobierna en minoría. Esta vez, al menos, se evitarán las negociaciones clandestinas y las traiciones de última hora, pero es cierto que la fragmentación del voto en la casa consistorial hace muy difícil tomar decisiones trascendentes por los intereses partidarios. Mal ejemplo.

¿Quién recibió los 6.000 euros de Vendex?

La nueva entrega de tomos de la operación Pokémon que la jueza Pilar de Lara dosifica con mimo ha traído pocas novedades en el entorno de A Coruña y su comarca. Larguísimos detalles de movimientos bancarios de José María Tutor, algunas declaraciones pretendidamente exculpatorias que acaban convirtiéndose en incriminatorias y poco más. Lo más relevante radica en poner sobre la mesa las contradicciones de las lecciones de moralina que algunos partidos practican reiteradamente y que, cuando se escarba un poco, salen a la luz ejemplos que les dejan al descubierto. Es el caso del BNG local. En esas transferencias de Tutor figuran dos aportaciones al PSOE, de 2.000 euros, y al BNG, de 6.000, en plena campaña electoral. Conviene recordar que el grueso de los contratos de Vendex con el Ayuntamiento en aquellas fechas estaban radicado en las concejalías de Cultura, que dirigía María Xosé Bravo, y Deportes, del ya dimitido hace tiempo Xoán Martínez Cajigal. Ese dinero, según admitió la directora de la sucursal bancaria a Vigilancia Aduanera, lo ingresó Tutor personalmente en una cuenta a nombre del Bloque cuyos autorizados eran el antiguo presidente local, que dejó el partido para irse a Anova poco después, un militante llamado Domenech, de la comarcal, y la aún edila Ermitas Valencia. ¿