La hora de la cuarta ronda

A CORUÑA

05 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Decía hace casi setenta años esa reencarnación de Maquiavelo en el siglo XX que fue el inglés Winston Churchill que el problema es que los políticos de su época pensaban más en las siguientes elecciones que en las venideras generaciones. Churchill, el hombre que ganó una guerra y perdió el asiento de primer ministro, sabía bien del tacticismo político y definió con esa expresión -tan acertada como muchas otras de sus memorias, más allá de las discrepancias ideológicas que pudiera haber- como la recolección de votos a corto plazo impedía tomar medidas inteligentes con la vista puesta en un horizonte más lejano. Viene esto a cuento porque el alcalde de A Coruña, Carlos Negreira, y su concejal de Urbanismo, Martín Fernández Prado, han desempolvado esta semana un viejo titular del archivo municipal: la cuarta ronda.

«Tenemos que pensar en los próximos cien años y hacia dónde va a crecer la ciudad», contaba Negreira el pasado viernes cuando anunciaba su intención de utilizar el corredor de mercancías que se abrirá aprovechando la construcción de la vía férrea de acceso al puerto exterior de punta Langosteira, ahora en fase de estudio y alegaciones a las alternativas presentadas por el Ministerio de Fomento.

La cuarta circunvalación ya la esbozó sobre el papel Francisco Vázquez en el año 2003. Por entonces, un joven Alberto Núñez Feijoo recién aterrizado de Madrid en la Consellería de Política Territorial, había presentado la tercera ronda en un multitudinario acto en el salón de actos del edificio de la Xunta en la plaza de Pontevedra una obra que, casi doce años después, aún sigue a punto de terminar.

Un gran eje de empleo. Vázquez, ambicioso, proponía entonces que la nueva circunvalación llegase hasta A Laracha, para aprovechar su suelo industrial, y que sirviese además para dar continuidad a todo el eje viario comarcal y facilitar su conectividad. A ello se puso el hace pocos meses fallecido Enrique Mitchell, entonces ingeniero municipal, sobre cuya mesa de la segunda planta de María Pita, se amontonaban cientos de planos con toda clase de información, aunque su esfuerzo no consiguió nunca pasar del papel a los presupuestos.

El primer objetivo del nuevo vial debe ser el de conectar el puerto exterior y el interior, así como las tres grandes bolsas de suelo industrial de A Coruña y Arteixo, La Grela, Pocomaco y Sabón, eludiendo el cuello de botella que supone la AG-55 y su inexplicable peaje en una zona en la que se acumula buena parte del PIB gallego y una de las grandes posibilidades de desarrollo económico, y por lo tanto de empleo, para los próximos años. A pesar de ser una época ya claramente preelectoral, cuestiones como esta no pueden esperar y deberían estar por encima de ese tacticismo político que decía aborrecer el inefable Winston Churchill.

Urbanismo caótico. Uno de los grandes problemas de la ciudad en los últimos cincuenta años ha sido la falta de una estrategia urbanística rigurosa. Barrios enteros, como el Agra o el Ventorrillo, sufren hoy las consecuencias del desarrollismo de los años 60 a 80. Y edificios emblemáticos, como el Conde de Fenosa, la antigua sede de la compañía eléctrica, acumulan 17 años de pleitos por irregularidades en la ejecución del edificio. El asunto llegará al Constitucional en los próximos días mientras la incertidumbre de los que allí han invertido sus ahorros se dispara. ¿Habrá responsables?

crónicas desde la torre