Un circuito de obstáculos, tramos cortados e imaginarios

CLÁUDIA MORÁN A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

El carril bici desaparece en zonas como el hotel Meliá o las Esclavas, y está invadido en varios puntos por farolas, bancos y peatones

17 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La llegada del buen tiempo ha disparado el número de ciclistas que usan el carril bici. Pero, a pesar de su utilidad, los usuarios critican algunas deficiencias que denotan falta de mantenimiento y que se traducen en carriles invadidos y cierta inseguridad.

Como a Ricardo Arochena, ciclista ocasional, a muchos les gustaría que el carril «abordase todo el paseo y no tuviera desperfectos», ya que considera que, dado su estado actual, «si uno no toma precauciones, se esnafra».

Carril «imaginario»

El primer problema de la vía ciclista es que se corta en varios tramos. No hay carril desde las Esclavas, a la altura de la sala Moom 57, hasta pasado el restaurante Tira do Playa. «El sábado y el domingo hubo una gran congestión de gente y de bicis», explica David Núñez, quien propone que se instale un nuevo ramal «donde estaba antes el tranvía» para evitarlo.

No es la única zona partida. El carril bici desaparece nuevamente, a lo largo de varios metros, frente al hotel Meliá María Pita y en la zona baja de Adormideras. Muy cerca, tras la subida hacia el paseo Alcalde Francisco Vázquez, reaparece, pero se interrumpe de nuevo justo al llegar al cruce regulado por semáforos.

Además de vía inexistente, desde el hotel hasta pasada la Casa de los Peces también hay una imaginaria, únicamente delimitada en el suelo por placas azules y una discreta señalización donde se informa de la prioridad de los ciclistas. Aunque, de nuevo, desaparece durante unos metros, desde dicho hotel hasta casi la llegada a la Domus. «Los peatones, sin darse cuenta, se meten en nuestro carril», afirma Andrea Otero, quien destaca que «es muy peligroso porque los ciclistas, a veces, tampoco notan cuándo acaban los carriles», además de que «el asfalto es irregular y es fácil que la bicicleta se desestabilice».

Escollos en la vía

Es muy habitual encontrar obstáculos que invaden la vía ciclista. En la zona del Millennium, una fila de farolas se disponen en el borde de la misma, «en lugar de en el linde entre el peatón y el ciclista», señala Arochena, algo que, a su juicio, «sería de sentido común» y «no hace falta ser ingeniero para verlo». Lo mismo ocurre con los bancos de piedra situados a la altura del Meliá que, si bien se encuentran en una zona sin carril bici, es de recorrido natural para quienes vienen circulando por él.

El escollo más llamativo se encuentra cerca de la Casa de los Peces: bancos, postes, farolas y hasta una marquesina para esperar el autobús confluyen en un mismo punto, cortando el paso a los ciclistas. Tampoco pasan desapercibidas las bases de árboles que penetran en la vía a su paso por el Castillo de San Antón, a la entrada del Parrote.