El plan Busquets reivindica el agua sin renunciar a edificios de nueve plantas

m. C. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

El estudio para Calvo Sotelo y Batería extiende la zona verde hasta el borde del mar

26 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Una nueva relación con el agua, que se funde con la ciudad más allá de sus límites físicos, un espacio nuevo e ininterrumpido de zona verde desde los jardines de Méndez Núñez hasta el borde de la bahía y usos comerciales muy contenidos en las plataformas de los antiguos muelles son algunas de las pistas para aproximarse al proyecto que el urbanista catalán Joan Busquets desarrolló para Batería y Calvo Sotelo en el 2005, antes de elaborar el Plan Xeral de Ordenación Urbana por el que la ciudad abonó cerca de un millón de euros al prestigioso arquitecto.

La de Busquets es la única propuesta a la que mirar ante la falta de acuerdo entre el Ayuntamiento, Puertos del Estado y la Autoridad Portuaria sobre el futuro de la fachada marítima, una vez que la actividad se traslade a Langosteira (en Calvo Sotelo y Batería, a partir del 2019; en San Diego, donde la Administración central pretende obtener fondos para financiar la deuda del puerto exterior, después del 2022), y a la que se opondría, en caso de que se alcance, la solución con los usos futuros que el gobierno local ha prometido desarrollar tras un debate abierto a la ciudadanía.

En su estudio para los más de 70.000 metros cuadrados que se extienden al otro lado de la línea de edificios que delimitan el espacio público actual desde Palexco hasta la Delegación del Gobierno, enfrente de la plaza de Ourense, Busquets desarrolló tres propuestas, distinguidas por la disposición de los edificios y los espacios libres, pero unidas por un criterio común que prima los usos cívicos y de equipamientos (el 88 %) sobre los comerciales puros (12 %). «De acuerdo con el programa establecido en el convenio -explica el urbanista-, los usos que se prevén son de actividades terciarias y dotacionales. El uso comercial se considera que debe ser complementario del principal, pero se debería evitar una gran concentración que distorsione el sistema de accesibilidad y el equilibrio entre áreas comerciales de la ciudad».

Busquets, que conserva los edificios protegidos del Mareógrafo y los Silos del Cantábrico, eleva a nueve pisos la altura máxima de los edificios, que podrían cimentarse dentro del agua «buscando el reflejo directo en la dársena» y estarían destinados a fundaciones y oficinas, y propone un parque para Calvo Sotelo que llega a entrar en la lámina de agua.

Pasarelas, pérgolas y plataformas flotantes, imagen inédita de la ciudad

La recuperación para uso urbano del «espacio original» de la ciudad traería aparejada la ocupación de los muelles y una nueva forma de relacionarse con el agua en un marco hasta entonces inédito. Para construir esa imagen, Busquets propone elementos de diseño urbano, pero también la creación de nuevos usos del agua (de transporte de personas, deportivos y de recreo, con recorridos panorámicos o aéreos) y la rehabilitación de estructuras portuarias que guardan la memoria del uso industrial o elementos como grúas o pantalanes reconvertidos en piezas de land art. El urbanista catalán plantea la reurbanización de los muelles a partir de elementos de acceso que permitan adentrarse en el agua y ofrezcan panorámicas singulares de la ciudad desde la bahía, pérgolas para protegerse del sol, puentes y pasarelas, fuentes, estanques, surtidores (también hacia el interior de la ciudad), lecturas diferentes de la fachada marítima en función de la luz o plataformas flotantes.