Se jubila el supervisor de los trenes especiales del Superdépor

Emiliano MOuzo A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

EMILIANO MOUZO

El interventor más antiguo de España se despidió arropado por su familia y sus amigos

20 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Carlos Fernández Sánchez era el interventor de Renfe más antiguo de España. El pasado sábado dijo adiós al traqueteo de los trenes. Antes de su jubilación vivió mil y una anécdotas a bordo de convoyes «muy antiguos, algo viejos, y ahora en los de última generación».

Sin embargo, para Carlos, el de la Renfe, como se le conoce en su barrio, en los Mallos, y en toda la ciudad, hay tres fechas que marcaron su carrera. El 24 de junio de 1995 el Superdépor jugaba la final de la Copa del Rey en el Bernabéu frente al Valencia. Era tal la euforia que se desató en A Coruña que hubo que fletar un tren vestido de blanco y azul: «La empresa me eligió para supervisar los centenares de hinchas que viajaron hasta Madrid en ferrocarril», contó Carlos Fernández. Ya fue una auténtica fiesta en el viaje de ida. Una especie de diluvio universal obligó a suspender el partido cuando estaba en tablas. Se reanudó dos días después, y el Dépor ganó su primer trofeo importante: «El viaje de regreso estuvo cargado de emoción y no se produjo ningún problema».

Centenariazo

Carlos Fernández también fue el interventor elegido para viajar en el tren especial que llevó de nuevo a los seguidores del Superdépor a Madrid en el 2002. Una vez más para luchar por la Copa del Rey en el Bernabéu. Aquel partido, adelantado al 6 de marzo, era un encuentro distinto: el Real Madrid cumplía 100 años. «Pero la copa también vino para A Coruña. Jamás vi tantas lágrimas, abrazos, sonrisas, la alegría se desbordó por las ventanillas».

Carlos, hijo de ferroviario, nació en 1953 en Asturias. Tiene otras muchas anécdotas y grandes recuerdos: «No sé decir la fecha, pero ayudé a una señora que se puso de parto en el convoy, en Castejón de Ebro. No me aparté de ella hasta que llegó una ambulancia y se la llevó». Al llegar a la estación de destino preguntó por la parturienta: «Todo había salido bien».

Un solo accidente

También tuvo momentos de preocupación. Recuerda este interventor cuando un viajero sufrió un infarto: «Tuve que hacerle las técnicas de reanimación y logramos recuperarlo».

Carlos también sufrió otro mal trago cuando en un viaje a Vigo cayó un talud y el tren descarriló, «pero la pericia de mi compañero, el maquinista, logró que nadie sufriese heridas».

Este interventor vino desde Asturias para O Carballiño a los cuatro años y a los nueve se fue a Ourense con sus padres. A los 16 ingresó en la escuela de aprendices de Renfe, en Vilagarcía. Hizo el servicio militar y llegó a A Coruña en 1975. Ahora Carlos Fernández, disfrutará de sus hijos y de sus amigos.