
Los inmuebles estaban tapiados para evitar el regreso de los okupas que los allanaron
15 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Dos edificios en estado ruinoso en el barrio de los Mallos -uno en la calle Agra dos Mallos y otro en la de Puerto Rico- serán demolidos en los próximos días. Se trata de una acción impulsada por el gobierno local como respuesta a las múltiples quejas vecinales por el estado de los inmuebles, la seguridad de la zona y la insalubridad. El Ayuntamiento también señaló que el primero de ellos «atópase situado sobre o trazado dos futuros accesos á estación Intermodal ao seu paso polo polígono da Sardiñeira».
«Ya hace mucho que estamos pendientes de la demolición. Está todo muy abandonado. Ojalá los tiren de una vez», dice Manuel Franco. Este vecino explica que los inmuebles son de particulares, en concreto de personas muy mayores que viven en residencias para mayores.
Durante la mañana de ayer los operarios terminaron de retirar el tejado de amianto del edificio del Agra dos Mallos, el paso previo a efectuar la demolición. Ángel Fernández asegura que los obreros le dijeron que lo más probable es que se pudiera tirar ya el lunes. «También me explicaron que se haría una rotonda para comunicar la avenida de Arteixo con la Sardiñeira», añade.
Okupas y falta de limpieza
El estado de estas casas no es lo único que preocupa a los vecinos del barrio, ya que el problema se había agravado cuando un grupo de okupas decidió instalarse en el interior de los edificios. «Ahí es donde se metían y vendían la droga», señala Pilar Viña, una vecina. Hace ya un tiempo que consiguieron sacar de allí a estos residentes ilegales y ahora las dos viviendas tienen puertas y ventanas tapiadas. «Desde que hicieron eso ya no se ve tanto movimiento de droga», apunta otra vecina, Teresa Moirón.
No obstante, del abandono de los inmuebles se derivaron serios problemas de higiene pública que no han pasado inadvertidos entre los residentes de la zona. «Esto es un nido de ratas. También hay muchos gatos callejeros», afirma Domi Tila. Para ella es inconcebible que permitan que los alrededores de un centro cívico estén en «tan malas condiciones. Detrás de las casas hay un parque infantil, no se puede permitir que los niños jueguen en un sitio así».
La falta de limpieza es uno de los puntos más criticados por los vecinos. Antonio Santos llega a señalar que en los bancos hay pintadas que ponen «Hola, cerdos» porque hay muchas personas que se pasan la tarde bebiendo en ellos y luego dejan las botellas tiradas en los alrededores. Su mujer, Carmen, añade que la vigilancia, a su parecer, es «mínima», a lo que Antonio añade que «se toman pocas medidas».
Preocupación por las colonias de gatos que viven en el interior
En el interior de los edificios que van a demoler viven tres colonias de gatos. Diferentes protectoras de animales y voluntarios del barrio han pedido que no se tiren los inmuebles hasta que consigan sacar de ellos a todos los gatos. Para facilitar esta tarea realizaron agujeros en las fachadas de estas viviendas para que saliesen los felinos. Con todo, todavía quedan unos cuantos en su interior. Ángel, un vecino del barrio, se acerca todos los días desde hace diez años a llevarles pienso y leche. No le importa que hayan empezado las obras, él entra para poder dejarles la comida en el mismo sitio de siempre. Incluso «cuando había okupas a veces les traía café para que no maltratasen a los gatos», comenta. Está de acuerdo con la demolición, pero siempre que no haya gatos dentro de la obra.
Los aledaños de la Sardiñeira llevan años con problemas de trapicheo
Hace ya casi sesenta años que se creó el barrio de los Mallos. Nació al calor de la expansión de la ciudad en los años sesenta y a lo largo de este tiempo ha pasado por diferentes etapas. Eso sí, arrastrando siempre los mismos problemas. No es algo nuevo que los vecinos se quejen de los trapicheos con droga en sus calles. En 1995 las detenciones de la policía por tráfico de estupefacientes y consumo de drogas ya eran comunes en esta zona de la ciudad.
A este problema se sumó el de los okupas, que encontraron un sitio muy acogedor en las calles de los Mallos. Sin ir más lejos, en mayo del 2017 La Voz publicaba los problemas de delincuencia derivados de dos inmuebles okupados en este barrio. Uno de ellos, situado en la calle A Paz, era un edificio recién terminado que, hasta ese momento, no había llegado a ser habitado por nadie. En él se produjeron peleas y disputas, generando un gran malestar entre los vecinos de esa misma calle. El otro inmueble era, precisamente, una de las dos viviendas que demolerán en los próximos días. Se trata del de Agra dos Mallos, una zona emblemática por ser también en la que celebra el mercadillo de la Sardiñeira todos los martes. Han sido varios los episodios de redadas policiales para decomisar la mercancía de vendedores ilegales en este espacio.
«El barrio se ha desmejorado mucho con los años. Está muy sucio y, aunque no se ve tanto, creo que sigue habiendo movimiento de drogas», opina Domi Tila, una vecina que lleva viviendo en el barrio muchos años.