Drenajes insuficientes y mareas que impiden desaguar a los ríos, la realidad a la que toca adaptarse
02 dic 2019 . Actualizado a las 14:12 h.«El cambio climático no solo afecta a la precipitación, sino al terreno. Si el suelo cambia, la manera de comportarse de los ríos también va a cambiar», apunta la responsable de planificación hidrológica de Augas de Galicia, Belén Quinteiro. Las ciudades como A Coruña son susceptibles de sufrir tres tipos de inundaciones. Las pluviales, por precipitación, como las que hubo en el verano del 2018; las costeras, por una crecida de la marea y del oleaje, y, por último, las fluviales, en los márgenes de los ríos. En los tres casos, influye el cambio climático.
Aguas de Galicia, como organismo de cuencas, aborda este último campo. El de los ríos. Trabaja con un escenario de 200 puntos de riesgo en la comunidad, nueve de ellos de especial urgencia, como el Anllóns, en Carballo. Otros, como Sada, aunque no estaban previstos en la memoria inicial, se revelaron urgentes tras las inundaciones del 2016, cuando las lluvias desbordaron los ríos, que se encontraron en su desembocadura con la pleamar.
Más riesgo pluvial
Aunque A Coruña tiene soterrados sus ríos como el Monelos, aguas arriba del Mesoiro, la zona sí está considera como una de estas áreas con riesgo potencial significativo inundacional (Arpsis), también el entorno de la ría. «Aquí hay más riesgo de inundaciones pluviales que fluviales, pero la cuenca que vierte a la ciudad está dentro de la zona media de Galicia costa donde puede haber un incremento de las precipitaciones. Se estima que la precipitación máxima diaria asociada a un período de retorno de 100 años puede incrementarse en un 30 % antes del 2070», detalla Belén Quinteiro.
«La previsión es que se produzcan elementos extremos más frecuentes y severos, tanto por sequías como por inundaciones. A partir del plan nacional de adaptación al cambio climático, caracterizamos las zonas más vulnerables. Elaboramos estudios de detalle donde se modeliza cómo se va a comportar la inundación para distintos períodos de retorno y vemos hasta dónde va a llegar el agua con calados y velocidades», explica.
Encuentro fatal
El encuentro de los ríos con el mar conduce a algunos de los fenómenos más peligrosos. Si aumenta el nivel del mar, el río tiene menor capacidad de desagüe. Por encima, las estructuras de drenaje de las ciudades se colapsan porque los picos de eventos más extremos de precipitaciones son mayores y más concentrados, según apunta el IPCC.
«Hay que superar el concepto tradicional de medida estructurales, de infraestructuras. Potenciamos las iniciativas de ordenación y uso del territorio sostenibles, además de los sistemas de alertas tempranas. Siempre, cerca de un río, puede haber una inundación», recuerda la especialista de Augas de Galicia.