Kamikazes del patinete eléctrico

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

Accidente de un patinete eléctrico.
Accidente de un patinete eléctrico. POLICÍA LOCAL

Dos casos temerarios en A Coruña y una esperanzadora instrucción de la DGT para acabar con el problema

07 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Calculo que venía a cincuenta o sesenta por hora, a tumba abierta, aprovechando la generosa bajada de la ronda de Outeiro. Lo vi venir por el retrovisor. Yo estaba en el coche, con otros vehículos delante y al lado, detenido por el disco rojo del semáforo de la ronda con Pérez Ardá. Como él no frenaba, pensé que me iba a dar un golpe por detrás, pero se metió entre las dos filas esquivando retrovisores y logró parar en el semáforo. Más bien, pasado el semáforo, así que tuvo que recular y echar el patinete eléctrico hacia atrás. Más que patinete parecía un ciclomotor por el manillar alto y el sillín. No sé cómo definirlo.

El kamikaze que lo conducía, con los auriculares puestos, no estaba dispuesto a esperar, así que se fue hacia su derecha, subió a la acera y cruzó rápidamente la ronda de lado a lado por el paso de peatones, montado en su vehículo pero como si fuese un caminante más.

Hay más: al llegar al otro lado de la ronda se percató de que había equivocado el rumbo, así que volvió a rectificar la maniobra. Esta vez trazó una diagonal, de esquina a esquina del cruce, atravesando todos los carriles de Pérez Ardá. No se lo llevaron por delante de casualidad. Una vez que cruzó la calle, subió de nuevo a la acera, y con la inercia que llevaba casi derriba a una pareja mayor que esperaba turno para cruzar la ronda a pie.

Dos pequeños chuchos que se atrevieron a cruzarse en su camino fueron delicadamente espantados a patadas por este paladín de la movilidad urbana

En fin, reconforta un poco saber que la Dirección General de Tráfico (DGT) ha emitido una instrucción urgente para acabar con todo esto. Pero, sinceramente, los 200 euros de multa previstos por sembrar el pánico por la acera o conducir con el reguetón a todo trapo me parecen un tibio comienzo para regular este asunto de los patinetes, que empieza a pasar de castaño a oscuro al amparo del limbo legal que protege a los desaprensivos del manillar.

El otro crac de los vehículos de movilidad personal (así se llaman oficialmente) al que me gustaría referirme irrumpió esta semana en el parque Europa y utilizó como pista de velocidad la senda circular que bordea la alfombra de césped. Él era el único usuario. Los peatones, «a pastar en la hierba», vociferaba el erudito, y dos pequeños chuchos que se atrevieron a cruzarse en su camino fueron delicadamente espantados a patadas por este paladín de la movilidad urbana.

Sin llegar a estos extremos, los coruñeses sumamos ya algunos sustos al asomar la cara por el portal, así que es el momento perfecto para que el Ayuntamiento aproveche las directrices de la DGT y aplique con determinación unas sanciones queya ejecuta puntualmente: los patinetes eléctricos, fuera de la acera, a 25 por hora como máximo y sin auriculares. Y sus conductores, a cumplir las normas de circulación, como todo el mundo.