¿Será un «mikve» judío o un antiguo aljibe de la ciudad?

xosé alfeirán

A CORUÑA

Desconocemos la función de la cisterna de la calle Sinagoga

15 may 2021 . Actualizado a las 18:41 h.

No siempre hay una respuesta. En una calle antigua, documentada desde el siglo XV, la de Sinagoga en la ciudad vieja coruñesa, hay una vetusta casa, con un escudo medieval de la familia hidalga de los Vilouzás, que tenía anexa una gran cisterna abierta en la peña y en la que manaba agua clara. El erudito Uxío Carré Aldao, en su estudio publicado hacia 1928 en la Geografía General del reino de Galicia, señalaba que era de «sillería, abovedada y con escalones para descender al fondo». También comentaba que le faltaba un sillar en uno de sus muros y que ese hueco dio origen a la leyenda truculenta, divulgada en 1862 por el escritor Manuel Vázquez Taboada, de que por él se entraba en un pasadizo subterráneo que llevaba a la colegiata de Santa María.

Todos esos datos cimentaron, desde la segunda mitad del siglo XIX, la creencia de que dicha casa era la sinagoga de los sefarditas coruñeses y que la cisterna servía para sus abluciones. Así opinaron los historiadores Antonio de la Iglesia, José Villamil, Fidel Fita y la gran escritora Emilia Pardo Bazán. ¿Sería posible?

Según sus creencias, los núcleos donde había más de diez varones judíos debían contar con una sinagoga que sirviese como lugar de oración, estudio y reunión de la comunidad. Podía ser un edificio construido para esa función o podía albergarse, como oratorio, en una casa. Su construcción requería la autorización del rey y estaba sujeta a las limitaciones impuestas por la Iglesia católica, entre ellas, que no podían levantarse por encima de los templos cristianos. También debían cumplir las prescripciones judías: con uno de sus muros orientado hacia el este para colocar el armario de la Toráh, con ventanas para dar luz, dos puertas de acceso distinto, para hombres y mujeres, una sala de oración, una tribuna y un matroneo. Además, si era posible, debían estar próximas a una corriente de agua, de manantial o río, para utilizarla en sus prácticas religiosas como las que se hacían en el mikve o estancia llena de agua con escalones para bajar y sumergirse en un baño ritual de purificación. Podría ser el caso coruñés y la cisterna ser un mikve medieval del que hay otros ejemplos en España como el de las sinagogas de Besalú, Úbeda o Córdoba.

Pero hay otra posible explicación no relacionada con los judíos. Carré Aldao consideraba que la cisterna era un depósito para el agua necesaria en caso de asedio, por carecer de fuentes el recinto de la población. Parecida opinión tenía el historiador Félix Estrada Gallardo, quien en sus Viejas Historias coruñesas, publicadas en La Voz de Galicia a partir de 1965, y en su artículo «Datos para la confección de un Atlas Histórico de La Coruña», publicado en 1970, conjeturaba, sin pruebas documentales, que podría tratarse del pozo de servicio de una primitiva torre-fortaleza que debió existir en ese lugar en los siglos XI y XII.

También podría ser solo el aljibe de la casa de los Villozás. Todas las hipótesis están abiertas y quizás se resuelvan cuando se rehabilite dicha casa y los arqueólogos redescubran la cisterna.