
El crecimiento de la infraestructura se verá reforzado cuando empiece a operar Repsol
11 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El puerto exterior de A Coruña es desde hace varios años uno de los mayores generadores de empleo de la comarca y su previsión de crecimiento a corto y medio plazo implica que esté llamado a reforzar su posición como eje fundamental en lo que a actividad laboral se refiere. En concreto, ya ha generado más de 9.000 jornadas de trabajo al año desde que comenzó a operar.
Las instalaciones de punta Langosteira entraron en funcionamiento en septiembre del 2012, hace casi ocho años, y desde entonces ha movido más de 10 millones de toneladas de mercancía, una cifra que se alcanzó hace unas pocas semanas.
La estimación dentro del sector portuario es que cada millón de toneladas que se mueve se traduce en 58.300 horas de trabajo, por lo que hasta el momento el puerto exterior ha sido el generador de 583.000 horas de trabajo. Esto, traducido en jornadas laborales de ocho horas, supone que punta Langosteira haya producido 73.000. De este modo, a punto de alcanzarse los ocho años de operatividad, las instalaciones han servido como base para la creación de 9.125 turnos de trabajo cada año.
Estas horas y jornadas de trabajo hacen referencia a todas las tareas que forman parte del proceso de la estiba, que consiste en la colocación conveniente de los pesos de un buque, y en especial de su carga, y de las labores de almacenaje. Entre lo que va de año y el 2019 pasaron por el puerto exterior 284 barcos.
Sin embargo, la cuenta podría ser todavía mayor si se tuviesen en cuenta otras actividades que están relacionadas con la carga y descarga de mercancía pero que son externas al proceso. Los trabajos que realizan otros componentes de la actividad portuaria como remolcadores, las tareas de reparación de buques e incluso la policía que opera en las instalaciones, entre otros, no están contabilizados, pero también sirven para la generación de empleo en las instalaciones ubicadas en Arteixo.
Tipos de mercancías
En estos momentos la infraestructura cuenta con 13 concesiones vigentes que ocupan una superficie superior a los 300.000 metros cuadrados.
Los graneles agroalimentarios son los que concentran un mayor peso dentro de los 10 millones de mercancías que se movieron a través de punta Langosteira con casi la mitad, 4,5 millones. A bastante distancia se encuentran el carbón y el coque, que en estos ocho años supusieron 2,7 millones de toneladas. El resto se corresponden con otras mercancías como cemento, estructuras especiales, azufre o, entre otras, granito.
Las características del puerto exterior, con grandes calados que son superiores a los que tienen los muelles interiores, hacen que sea una infraestructura que se adapta a las necesidades de los buques de gran tamaño y que permite la carga y descarga de piezas como bloques de hormigón y otras estructuras destinadas a obras como la construcción de puentes.
Por ejemplo, este mes salió de Langosteira la estructura metálica para un puente ferroviario en Rumanía, una carga compuesta por 3.600 toneladas. Este material fue elaborado por una empresa con sede en Sabón que ya realizó desde el puerto exterior exportaciones de cargas singulares con destino al Reino Unido, a un puente en Colombia, a una explotación minera en Senegal y a un complejo eólico en las islas Canarias.
Los graneles sólidos centran la actividad en punta Langosteira, que experimentará un impulso importante cuando esté operativa la terminal que está construyendo Repsol y que permitirá la llegada de graneles líquidos.
Fin del carbón, coque y azufre
La construcción de las instalaciones de punta Langosteira se realizó con diversos objetivos, entre los que está el traslado de la actividad portuaria para liberar los muelles de la ciudad.
Así, en el puerto interior ya no se realizan descargas de carbón, coque ni azufre y la mitad de la actividad vinculada a los graneles agroalimentarios ya se desarrolla en punta Langosteira. Las principales mercancías con las que todavía se sigue operando en los muelles de la ciudad son los graneles agroalimentarios, el bioetanol, el petróleo y sus derivados y otros materiales conocidos como «limpios», entre los que están la madera y el hierro.