«Parténope», joya barroca

Antón de Santiago CRÍTICA MUSICAL

A CORUÑA

óscar ortega

Ovaciones en la excelente representación de la ópera de Haendel bajo la dirección de William Christie

04 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

A los 45 años G. F. Haendel (1685-1759) era una estrella en Londres. En 1729, tiene un fracaso con Lotario («demasiado erudita»), repone Giulio Cesare, hasta que en febrero de 1730 presenta Parténope, sobre el manoseado libreto de Silvio Stampiglia. Los libretos corrían de mano en mano como la peseta de la seguidilla de Manuel de Falla y este pasó por los pentagramas, entre otros, de Sarro, Caldara y Vinci.

Legendariamente, Parténope es la sirena que fundó Nápoles. Aquí, es la reina de la ciudad, un tanto veleidosa y seductora, a la que, cual Penélope, la asedian varios príncipes: Arsace, el favorito; Armindo, languente; Emilio, belicoso, para que les conceda el favor de la cama y el trono. Y aún aparece otro travestido. Es una comedia, cuasi un vodevil, a la que Haendel, exprimiendo humor de su profunda seriedad, pone una música de formidable inspiración y necesaria ligereza.

William Christie, sabio y experimentado, es la clave de una función excelente. La base, su orquesta Les arts florissant de instrumentos antiguos y labor metódica y vocacional para alcanzar un sonido, unos acentos, un fraseo -orfebrería sonora-, en lo que involucrar a los jóvenes cantantes del Jardin des Voix. La portuguesa Ana Vieira Leite fue una Parténope cabal con hermosa voz y exquisito fraseo. Como Arsace, el contratenor Hug Cutting mostró voz sonora y redonda, brillante en la difícil aria di tempesta Furibondo spira il vento y sentido en la despedida de Parténope. A la vez el talentoso contratenor coruñés, Alberto Miguélez, con belleza vocal y musicalidad, dio relieve al rol de Armindo, tímido y sufridor, que al final se lleva a la chica. Del príncipe piangente al belicoso, el Emilio, que incorporó con acierto el tenor Jacob Lawrence. El príncipe travestido que se hace llamar Eurimene no es otro que Rosmira, la fidanzata de Arsace que al congraciarse resuelve la comedia. Lo interpretó la mezzo Helen Charlston expresiva y musical, con un punto metálico en la voz. Cumplió Matthieu Walentzik, barítono, como el general de la reina.

La dirección de la función semiescenificada fue de Sophie Daneman y un equipo ingenioso y eficiente. Bravos y ovaciones para cantantes, solistas de orquesta y director.