Raquel Naya llena de flores la Ciudad Vieja desde hace 15 años. Ahora estrena nueva ubicación y mucha ilusión con todas las bodas que tiene por delante este verano
18 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La esquina de Puerta de Aires con la calle Amargura está llena de flores desde hace unas semanas. En la Florería, uno de los negocios que da vida desde hace 15 años al comercio de la Ciudad Vieja, se mudó el 2 de abril del pequeño local que tenía frente a la iglesia de Santiago a este amplio bajo con paredes de piedra y escaparates en los que lucir todas las flores en su esplendor. Raquel Naya es parte de este proyecto muy querido por muchos novios: Raquel lleva muchas bodas a sus espaldas y este año ya tiene la agenda completa. El 2023 no pinta mal: «Ya tengo la mitad de la agenda del año que viene cerrada».
Cuenta que en el nuevo local están muy contentos porque pasa más gente. «Pasa mucha gente, hay más movimiento». Llevar flores siempre es una buena idea y a Raquel le encanta experimentar con todas las variedades posibles: «Me encantan las cosas más raras, las que se salen de lo habitual». Este espacio funciona como tienda y como su lugar de trabajo para preparar todas las bodas que tienen por delante los fines de semana. El próximo 23 de julio Raquel tiene 4 bodas en dos días, es el fin de semana de más trabajo de la temporada. «Antes las bodas eran más sencillas, ahora hay muchos espacios para decorar: está el photocall, el seating plan, las zonas de descanso, las mesas…».
Su especialidad son «las bodas diferentes y personalizadas, que vengas aquí y diseñemos una decoración floral para tu boda que no se parece a otra que hayas visto en la boda de un amigo». Raquel cuenta que trabajan mucho de la mano de wedding planners y decoradores de boda, «que hacen que todo sea más fácil». Entre las bodas que recuerda con mucho cariño a Raquel se le viene a la cabeza una fiesta en el hotel Finisterre en la que transformaron el salón Victoria en un bosque: «Fue espectacular. En esa boda trabajamos desde el martes forrando las columnas del Finisterre. Cuando vi el salón montado era magia». Aunque su filosofía es que cada boda sea distinta, Raquel sí detecta que hay una tendencia este año en cuanto a estilo: «Vuelven las bodas románticas, en blanco y con mucha flor».