El Ayuntamiento de A Coruña promueve la traducción al gallego de las memorias de Juana de Vega
A CORUÑA
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«Memorias 1841-1843» contiene textos escritos por la condesa de Espoz y Mina durante su estancia como camarera mayor en la corte de la reina Isabel II y su hermana, Luisa Fernanda
05 jul 2022 . Actualizado a las 21:42 h.La Casa Museo Casares Quiroga acogió este martes la presentación de la traducción al gallego del libro Memorias 1841-1843 de Juana de Vega, editada por la fundación Luzes en colaboración con el Concello de A Coruña y la Asociación Juana de Vega, cuando se cumplen 150 años de la muerte de la autora.
A la presentación asistió la alcaldesa de la ciudad, Inés Rey, que estuvo acompañada por Teresa Táboas, vicepresidenta de la Fundación Luzes; Enrique Sáez, presidente de la Fundación Juana de Vega, y Ana Luisa Bouza, traductora del libro. El libro, dividido en 39 episodios, es un manuscrito que la condesa de Espoz y Mina redactó al poco tiempo de renunciar a su servicio como camarera mayor de la entonces reina Isabel II, de 11 años de edad, y su hermana Luisa Fernanda, durante la Regencia de Espartero, en el cual pasó dos años. No obstante, no fueron divulgadas hasta 1910, cuando el liberal José Canalejas halló los textos en el archivo de la Cámara del Congreso y los publicó con una amplia contextualización, que no se incluye en esta nueva edición traducida.
Los manuscritos formaban parte de la herencia de Juana de Vega y que hacían pública su visión desde dentro de palacio de lo que fue la regencia de Espartero, que contradecía el relato oficial que justificó el alzamiento militar de 1843.
La trascendencia de esta obra reside en la cercanía que Juana de Vega tenía con las altas esferas de la aristocracia española de la época, y en especial con la reina, gracias a la que pudo documentar un punto de vista único de sucesos como el asalto al Palacio Real dirigido por el general Diego de León, el 7 de octubre de 1841. Los dos años que la duquesa pasó en la Corte coinciden con una época convulsa, en la que había fuertes tensiones políticas entre los partidarios de la monarquía constitucional y los que aspiraban a que continuase el ideario absolutista de Fernando VII, un contexto en el que la figura de Juana de Vega fue clave «para ayudar a mejorar una sociedad muy cerrada y patriarcal», explicaba Enrique Sáez.
Por su parte, la alcaldesa recalcó que era un trabajo con el que el Ayuntamiento estaba muy comprometido y del que se sentía muy orgulloso, ya que ve necesaria la labor de perpetuación del «legado de figuras trascendentales en la historia, como es el caso de Juana de Vega». Inés Rey añadía que «hablar de historia a veces no implica hacerlo en pasado. Quizá para hablar de Juana de Vega sea más preciso hacerlo en presente, porque su forma de vida y su forma de desenvolverse, ejemplifica en qué nos debemos fijar para seguir con la construcción de una sociedad democrática de futuro y también de presente. A veces pensamos que tenemos todo conseguido y acabado pero a veces las sociedades democráticas dan pasos atrás, y derechos que creíamos adquiridos inamovibles penden de un hilo».
Por último, también puso en valor el trabajo realizado por la Fundación Luzes y la Fundación Juana de Vega para hacer posible esta traducción a «la lengua del agro que Juana tanto defendía», apuntaba Teresa Táboas.