Luces y sombras

Hugo Álvarez Domínguez CRÍTICA MUSICAL

A CORUÑA

Andrew Litton, director, compositor y pianista
Andrew Litton, director, compositor y pianista MARCOS MÍGUEZ

20 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Massimo Spadano, violín; Jeffrey Johnson, viola; Rouslana Prokopenko, cello; Todd Williamson, contrabajo; Claudia Walker, flauta; David Villa, oboe; Juan Ferrer, clarinete; Steve Harriswangler, fagot; David Bushnell, trompa; Andrew Litton, piano. Obras de Poulenc y Schubert. Sociedad Filarmónica de A Coruña. Teatro Rosalía de Castro, 18 de octubre.

Segunda cita en la Sociedad Filarmónica, con dos piezas de cámara con piano bien diferentes entre sí a cargo de sendos conjuntos de la Sinfónica y el director Andrew Litton al piano. El no muy frecuente sexteto para piano y vientos opus 100, de Poulenc; y el célebre quinteto para cuerda con piano La trucha, D. 667, de Schubert. Luces y sombras, resultados desiguales.

La obra de Poulenc, de lenguaje colorista y juguetón, deja lucirse a todos los instrumentos. Desde el piano, Litton (de algún modo, maestro de ceremonias) marcó tempi ágiles que subrayaron el carácter ligero de la obra. La versión fluyó tanto por libre (destaquemos a Walker a la flauta, Ferrer al clarinete o Villa al oboe) como en un conjunto que dibujó bien las texturas de la música, con un segundo movimiento muy inspirado hasta que un inoportuno e inesperado parón obligado en medio del tercero, con su punto de incertidumbre (esto nunca debería ocurrir) la ensombreció por un instante.

El Schubert, con un cuarteto de reconocida solvencia entre los músicos de la Sinfónica, no terminó de encontrar la amalgama necesaria de cara a un buen diálogo: faltó entendimiento entre el violín de Spadano y la viola de Johnson provocando algún desequilibrio tímbrico notable (tercer movimiento). Mejor la cuerda grave, con Prokopenko al cello y Williamson al contrabajo: gran arranque del andante. Fue una versión de dinámicas y tempi extremos (sonoridad y energía no demasiado schubertianas, con excesiva presencia del piano) de carácter poco camerístico que, a veces, puso al límite la sonoridad de los instrumentos.

Accidentes aparte, mejor Poulenc que Schubert en un concierto que hubiera necesitado algún ensayo extra.