Los bomberos apagan en 10 horas un nuevo incendio en la planta de compostaje de Sabón

Tamara Rivas Núñez
T. Rivas ARTEIXO

A CORUÑA

El recinto ya había sufrido un episodio en el 2019 que duró cerca de tres meses

03 nov 2022 . Actualizado a las 20:09 h.

Los bomberos de Arteixo acudieron en la madrugada de este jueves a las instalaciones de la planta de compostaje de Inversiones Castro Veira en Figueiroa, un núcleo colindante con el polígono de Sabón. La alarma saltó sobre las 6.00 horas, pero la rápida intervención de los bomberos permitió controlar el fuego. Si bien a las cinco horas de trabajo ya no había llamas en la parcela, los efectivos contraincendios continuaron trabajando en la zona para refrigerarla y evitar que se avivaran las llamas. Para facilitar las labores de extinción cuentan con la ayuda de una excavadora de la propia empresa afectada, que se encargó de separar el material y echar tierra encima. Los bomberos regresaron a la base a las cuatro de la tarde, tras 10 horas de trabajo.

«Es una planta de compostaje y, entre otras cosas, recogemos restos de podas. El problema es que las bacterias, con la lluvia y las ramas al compostar, trabajan más. Eso coge temperatura y se inflamó», explicó Emilio Veira, propietario de la empresa, que espera que «todo quede solucionado hoy mismo [por ayer]».

Sofocar un incendio originado por material verde que está compostando no es tarea fácil. «El fuego está abajo y el agua queda encima. Si no echamos tierra para quitar el oxígeno es prácticamente imposible sofocarlo y sigue ardiendo lentamente», añadió el empresario.

A pesar de que la humareda, visible desde diferentes puntos del municipio, alarmó a los vecinos, el incendio poco tiene que ver con el que sufrieron en este mismo recinto hace tres años. A finales de octubre del 2019 el fuego estuvo activo durante semanas, calcinando más de 2.000 metros cuadrados de restos de podas. Hubo que esperar el cambio de año para darlo por extinguido, concretamente el 14 de enero del 2020. Para ello, el Seprona ordenó un cambio de planes una semana antes y, en vez de dejar que se extinguiera poco a poco, se acordó apagarlo definitivamente por lo que se removieron los fondos de la biomasa incandescente. Aquella acción reavivó las llamas y los vecinos tuvieron que aguantar nuevas humaredas, pero finalmente el incendio quedó extinguido 80 días después de iniciarse.