El poder del duende

Hugo Álvarez Domínguez CRÍTICA MUSICAL

A CORUÑA

Juanjo Mena, director de orquesta
Juanjo Mena, director de orquesta

Obras de Albéniz, Cañizares y Beethoven en un concierto con Juanjo Mena como director musical

04 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Sinfónica de Galicia. Cañizares, guitarra. J. Mena, director musical. Obras de Albéniz, Cañizares y Beethoven. Palacio de la Ópera, 2 de diciembre.

La Sinfónica propuso un programa de contrastes con una de las obras más representativas de la Historia de la Música cerrando una cita que centró su primera parte en música española.

De la Suite española de Albéniz se ofreció Granada, orquestada por Rafael Frühbeck de Burgos. Juanjo Mena armó una versión lenta que perdió algo de sabor andaluz, pero dejó admirar cada matiz orquestal. Destacaron arpa, flauta y cuerda.

Siguió el Concierto Al-Andalus para guitarra y orquesta, de Cañizares, con el autor como solista. Estrenado en el 2016 (en memoria de Paco de Lucía) cautiva por el impacto inmediato de sus melodías y crece en temperatura en cada movimiento: primero y tercero de carácter más colorista y festivo (con palmas flamencas) y segundo de lirismo arrebatador (arpa, chelo y violín dialogan con la guitarra sobre un tema inolvidable). La orquestación excesiva (guiada por Joan Albert Amargós) merma la presencia de la guitarra por más que se amplifique; pero Cañizares dio momentos de emocionante intimidad (largo solo del segundo tiempo). Orquesta y director crearon el clima para una obra destinada a asentarse en el repertorio. Tras la propina de Cañizares, Charo Espino y Ángel Muñoz (palmeros) se arrancaron en zapateados para jolgorio del respetable. Palmas a la andaluza para una gran fiesta flamenca.

Por último, una Séptima de Beethoven sólida y ordenada, pero no memorable. La lectura de Mena (pulso firme y sonido grande) fue lógica y meditada aunque poco fantasiosa. Lo mejor, el arranque del allegretto (con una gran cuerda grave). Con todo, la presencia del metal fue excesiva (hubo entradas en falso en el cuarto movimiento) y la visión solemne que propuso Mena quedó deslucida al responder mejor unas secciones (cuerda, madera) que otras (metal).

Se impuso el duende flamenco gracias a Cañizares, triunfador por el interés de su obra y su sensibilidad interpretando.