Botellón, fiestas y churrascadas cada fin de semana en el CEIP María Pita de A Coruña

A CORUÑA













La AMPA pide más seguridad y verjas más altas que impidan entrar a los vándalos
14 feb 2023 . Actualizado a las 09:39 h.La comunidad educativa del CEIP María Pita, situado en el barrio de Elviña, se encuentra todos los lunes con un panorama desolador. «Por donde entran los niños de infantil se montan cada fin de semana fiestas, botellones e, incluso, churrascadas. También se celebraron torneos de fútbol cobrando entradas sin ningún tipo de autorización del centro o de la AMPA, y lo supimos porque llamaban padres al centro para saber dónde se podían adquirir con antelación las entradas para ver la final del torneo», indica Jorge Schachter, presidente del asociación de padres y madres A Xanela. Explica que los jóvenes que saltan los muros y se dedican a estropear las instalaciones han llegado a quemar papeleras, han hecho fogatas bajo la cubierta deportiva y rompieron los cristales y estropearon el marco de la puerta de los baños exteriores, por lo que siempre había algún profesor haciendo allí guardia para que los niños no se hiciesen daño. «Y tardaron casi nueve meses en arreglarlo, porque no se sabía si era mantenimiento o un arreglo», puntualiza. Asegura que los vándalos hacen todo lo que quieren dentro del recinto y tan solo tienen que subirse a las puertas o a los muros que rodean el centro, que son bastante bajos, para acceder a las instalaciones.
Lo que más les preocupa es la zona por donde entran los alumnos de educación infantil: «El edificio tiene forma de U y dentro de ese espacio hace un año nos instalaron una pérgola, aunque no cubre toda la zona. Los vándalos suelen reunirse allí porque están más a resguardo y menos visibles, pero dejan todo lleno de basura y los niños pequeños, todos los lunes, tienen que sortear los restos y los cristales rotos de botellas que quedan en el suelo», comentan desde la AMPA con preocupación.
No dan abasto con la limpieza
En todo caso, el colegio María Pita es muy grande (unos mil metros cuadrados de superficie) y los vándalos tienen muchos recovecos donde reunirse para hacer botellón. Por ello, el personal de limpieza no da abasto para limpiar toda la basura que dejan y, a demás, al ser a primera hora no tienen suficiente visibilidad para recoger absolutamente todo.
Desde la AMPA A Xanela también mostraron su indignación a través de las redes sociales: «Xa está ben de que na fin de semana se fagan botellóns no noso colexio e apareza o luns cheo de cristais rotos, envases de bebidas alcohólicas, restos das mesmas, de cabichas... co risco que isto supón para os nosos nenos». Indicaron que ya denunciaron esta situación muchas veces e incluso llamaron a la Policía Local, por lo que piden que las autoridades competentes actúen de una vez por todas. También solicitan a la alcaldesa, Inés Rey, que preste una especial atención a este problema, «porque é intolerable». Algunos padres confirmaron, de hecho, que llevan muchos años sufriendo estas circunstancias y que se pasan la pelota entre Administraciones. «¿Alguien nos podrían indicar a quién debemos el gusto de encontrar así el cole los lunes por las mañanas? ¿Es obra o es mantenimiento? ¿O es que además de recursos económicos la AMPA del centro también tiene que organizar patrullas de vigilancia?», se preguntan.
Desde el Ayuntamiento de A Coruña confirmaron que tanto la asociación de padres como la dirección del centro solicitaron varias veces a la Xunta que eleve el cierre del centro para evitar así el acceso de gente externa al colegio. «En todo caso, es importante recordar que la educación en Galicia es competencia exclusiva de la Xunta, y que es ella la que tiene que poner los medios para garantizar que sus centros reúnen las mejores condiciones, incluida la seguridad de los recintos. El hecho de que los ayuntamientos, como este, hagan obra en los centros (en ese mismo colegio invertimos este año más de 200.000 euros) es porque estamos asumiendo competencias impropias y supliendo la falta de inversiones públicas de la Administración con competencias en materia de educación». Por su parte, desde la Xunta indicaron que no tienen la custodia de los centros educativos ni competencia en seguridad ciudadana. «Si hay un problema de este tipo, hay que dar traslado al Ayuntamiento, que se tiene que ocupar de este tipo de cosas », indicaron.
«Uno le sacó una navaja a un monitor en la noche de Halloween con 150 niños en el centro»
En el colegio María Pita estudian unos 570 niños. Las primeras semanas de la pandemia estuvo desierto pero, una vez que se dejó salir a la calle a la gente, se llenó de vándalos que hicieron suyas las instalaciones. «Hay mucha inseguridad. No estamos tranquilos, porque entrar en el centro los lunes por la mañana y ver lo que hacen es horroroso». De hecho, según confirman los padres, este año retomaron una actividad que siempre se celebraba en Halloween y que consistía en que los niños se pudieran quedar a dormir y a jugar esa noche en el colegio. «Este año participaron 120 niños, incluso de educación infantil. Y sobre las 20.00 horas un monitor nos avisó de que un grupo intentaba saltar el muro para entrar en el recinto y que uno de ellos le sacó una navaja. Era un chaval de unos 16 o 17 años. Llamamos a la Policía Local pero cuando llegaron ya no vieron a nadie», indicaron.
El centro solicitó el año pasado en los presupuestos participativos que se eleve el vallado en algunos tramos del muro que rodea el recinto: «Que pongan unas vallas altas, como tiene el CEIP San Francisco Javier, por ejemplo. Sabemos que es una gran inversión, pero es que incluso hay chavales que saltan en muro con bicicletas al hombro. Aquí entra todo el que quiere», denuncian desde la AMPA. El año pasado el Ayuntamiento asignó un guardia de seguridad de unas horas, pero pasados los meses no volvió por allí. Y también está pendiente la renovación energética de dos de las tres partes del edificio. «Por el calor un día se nos desmayó un niño y, en invierno, como hace mucho frío en clase trabajan con el abrigo puesto. Este es el panorama», añaden.