Visita al Escorial sin salir de las tierras del gofo Ártabro

CRISTÓBAL RAMÍREZ

A CORUÑA

cristóbal ramírez

21 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Medio golfo Ártabro lo controlaban los Andrade desde su auténtica fortaleza que era Pontedeume. Su impronta es muy conocida, así como algunas de sus gestas y desmanes. Una parroquia de ese municipio perenniza el noble apellido, y en ella se alza desde finales del siglo XII la iglesia de San Martiño. Si antes la conocía poca gente, desde la inauguración de la AP-9, menos, y desde luego se merece una detenida visita. Y si esa visita tiene lugar en torno a las diez de la mañana un domingo, mejor que mejor, porque estará abierto el edificio: hay misa.

Dejando la AP-9 en Miño o en Cabanas, hay que dirigirse a Campolongo, ese alto por que se trazó la carretera que discurre de Betanzos a Ferrol. Y la primera sorpresa espera ahí mismo, en el cruce de Campolongo: un magnífico crucero, muy sólido, con un fuste que lleva tiempo resistiendo vientos y lluvias, y arriba con el Crucificado por un lado y la Virgen con el hijo muerto por otro. Un detalle que resulta muy difícil de encontrar por obras similares Galicia adelante es la manera en que ese fuste refuerza su apoyo en la base.

Luego hay que tomar esa carretera a Monfero que se desvía de la principal para inmediatamente girar a la derecha y a la izquierda. Un zigzag que coloca al excursionista en el kilómetro 0 de la DP-0906, señalizada Vilarmaior, y de nuevo a la izquierda buscando el templo. Ahí sí fue colocada otra señal, pero cien metros más adelante aparece ante los ojos una bifurcación sin marca alguna. Elíjase la derecha, para dejar Sada allá al fondo y divisar el campanario de San Martiño.

Entrada noble, muy modificada en tiempos recientes, y fachada que presume de una cierta monumentalidad. Como el espacio para aparcar es amplio y se halla bien integrado en el entorno, la visita es más fácil todavía, y la imagen de la iglesia no se ve adulterada por el cementerio, como pasa en tantos lugares de Galicia, sino que este se halla apartado.

Pero lo más relevante no es lo que se ve, sino lo que esa fachada oculta. Porque, en efecto, lo más importante se encuentra atrás, en ese ábside románico que, desagradable sorpresa, tiene las ventanas burdamente tapiadas. Magníficos canecillos sostienen el alero del tejado, y un par de ellos se merecen la matrícula de honor, incluido uno en los que figuran unos genitales al aire.

Claro que, si en vez de desviarse hacia la iglesia, el excursionista hubiera seguido de frente, el excursionista habría llegado primero a Os Castros (¿dónde está la aldea prehistórica?), luego habría descendido a Carantoña (caricia, en Ferrol; persona con la cara muy fea, en el resto de Galicia) y girando a la izquierda habría puesto fin al viaje en una vivienda con construcciones auxiliares. Eso es ni más ni menos que O Escorial. Huelgan comentarios.

INICIO

43º23’28”N 8º10’06”W.

LA FOTO MÁS PERSONAL

Ante el ábside.

EL DESAFÍO

Localizar el castro.

MAPA RECOMENDADO

Instituto Geográfico Nacional. 22-III