Rebeca Delgado: «Dejé mi trabajo de funcionaria para ser escritora y encontré la felicidad»

Loreto Silvoso
loreto silvoso A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Rebeca Delgado Marzán presentará el 11 de mayo en el hotel Plaza de A Coruña su primera novela
Rebeca Delgado Marzán presentará el 11 de mayo en el hotel Plaza de A Coruña su primera novela MIGUEL MIRAMONTES

Dedica su primera novela, «Morticia mía», a su madre, que despertó su vocación

23 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Quién estaría dispuesta a dejar un acomodado puesto de funcionaria de Justicia para dedicarse a buscar la gloria literaria en un momento en el que se publican más libros de los que somos capaces de leer? Solo alguien como Rebeca Delgado Marzán (Monforte, 1973), una coruñesa valiente, carismática y culta que acaba de publicar su primera novela, Morticia mía (Editorial Letra Minúscula), aunque ya tiene escritas otras doce.

—¿Qué hace una letrada judicial en el mundo literario?

—Mi puesto de letrada lo dejé hace cinco años para dedicarme a mi pasión, que es la literatura. Me concedieron una excedencia en mi anterior trabajo en la Administración de Justicia y ahora soy escritora a tiempo completo. Estuve trece años como secretaria judicial (en Mallorca, Sevilla, Ferrol y A Coruña), pero no era feliz en mi trabajo.

—¿No era su vocación?

—Quitando momentos puntuales, no me sentía a gusto. Estudié Derecho por mi padre. Soy hija de fiscal y farmacéutica.

—Precisamente su colectivo profesional ha sido protagonista de la actualidad por una huelga que tuvo en vilo al sector.

—Lo he vivido con solidaridad hacia ellos porque, aunque nunca me sentí muy identificada con esta profesión, sigo conectada con mis compañeros de promoción, como es lógico.

—Usted ha iniciado otro camino.

—Tengo la parte apasionante que no tenía antes, pero me he quedado sin la tranquilidad que me proporcionaba el otro trabajo.

—¿Cómo fue ese salto?

—De pequeña ya había ganado algún concurso literario y leía mucho, pero ahí se quedó. Cuando falleció mi padrino, en el año 2011, noté la necesidad de plasmar por escrito los sentimientos que me sugería. Fue mi madre la que vio que escribía bien y me animó a crear una novela. Más tarde ella enfermó y eso fue un revulsivo para mí, como una patada en el culo.

—¿En qué sentido?

—Me permitió ser consciente de lo efímera que es la vida y decidí dedicarme a lo que me gusta. Hasta que al final dejé mi trabajo como funcionaria de Justicia para ser escritora y encontré la felicidad en eso, entre otras cosas.

—Pasó de un trabajo algo rutinario a otro totalmente creativo.

—Sí, empecé a escribir cuando todavía estaba trabajando, por las tardes, y empecé a comparar. Me di cuenta de que esto me llena, me encanta. Al principio, ¡incluso levitaba [ríe]! Ahora ya no levito, pero lo sigo disfrutando muchísimo. Estoy feliz.

—A pesar de que vivir de la literatura es complicado...

—Sé que es difícil, pero hay que persistir. Yo soy así. He sido persistente toda mi vida en todo. He sido opositora ocho años y no me gustaba lo que hacía. Ahora, gustándome...

—¿Tiene un plan B?

—Y «C» y «D» por si acaso, pero no me veo volviendo a la carrera judicial. Cuando ya has experimentado la felicidad, a la infelicidad ya no puedes volver. En todo caso lo haría con un trabajo que me gustase o que me llenase. Entiendo que cuando te lanzas a la piscina, debes hacerlo con algo de agua y no de cualquier forma, pero te tienes que lanzar. Lo tienes que intentar por lo menos.

—¿Qué daría por alcanzar la gloria literaria?

—Yo ya pasé la fase de la vanidad personal. Ahora escribo por el puro disfrute personal y también porque la gente se entretenga con mis obras. Con eso, ya está.

A pluma abierta: Ya apuntaba maneras Delgado Marzán con su primera obra, «Palabras luminosas para tiempos inciertos» (Ed. Arenas), una recopilación de textos poéticos y filosóficos que escribió en pandemia. Ahora se lanza a probar con el género de la novela con «Morticia mía», cuyo punto de partida son «Las flores del mal» de Baudelaire.

«Siempre fui seria para mi edad. De Epi y Blas, me gustaba Blas»

Un homenaje a su madre, que fue quien la animó a lanzarse a la piscina para iniciar una carrera literaria. Eso es para Rebeca Delgado Marzán su primera novela, Morticia mía, que ella misma se ha «autopublicado». En realidad, es una historia que invita a reflexionar sobre la amistad, la confianza, el amor, la vida y la muerte.

—¿Cuál es su palabra favorita?

—El adjetivo «fascinante».

—¿Cómo se define a sí misma?

—Soy una persona muy vital. Me gusta la vida. Tardó en gustarme, pero me gusta. Siempre fui demasiado madura o seria para mi edad. A mí, de Epi y Blas, me gustaba Blas. Y de los payasos de la tele, me gustaba el serio [risas].

—¿Cuál fue su inspiración para escribir «Morticia mía»?

—El cine, que me encanta. Un día, viendo una película de cine clásico, El asesino poeta, me vino un chispazo, como una bola de fuego, con el guion casi hecho del principio y el final de la novela.

—Pues ese golpe de inspiración le ha dado para escribir casi quinientas páginas.

—Y eso que le quité otras cien, eh, porque soy muy exigente como lectora y como escritora. Entendí que eso sobraba y punto.

—¿Cómo es su obra?

—Es muy coral y tiene humor, amor, aventura, misterio... Tiene un poco de todo.

—También tiene un componente tétrico o macabro, ¿no?

—Sí, pero desde el lado onírico.

—¿Cuándo será la presentación?

—El 11 de mayo en el hotel Plaza de A Coruña. Tendré el placer de que me la presente Alejandro Morán Llordén, magistrado de la Audiencia Provincial de A Coruña, que es amigo mío y una persona cultísima y brillante. Él ya me presentó el anterior libro, para el que también conté con Vázquez Taín, cosa que le agradecí muchísimo.