Así es la ESN de A Coruña, la organización que ayuda a los 700 erasmus anuales: «No todo es fiesta»

Caterina Devesa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Bárbara, en el centro de negro, junto a sus compañeros de la ESN en la fiesta del décimo aniversario de la asociación el pasado diciembre
Bárbara, en el centro de negro, junto a sus compañeros de la ESN en la fiesta del décimo aniversario de la asociación el pasado diciembre

La asociación es lo primero que conocen los foráneos. «La edad máxima para ser parte de la ESN son los 30», sostiene la presidenta de la entidad, Bárbara Novo

19 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Para cualquiera que haya ido de Erasmus el nombre de la ESN es clave. Son el primer lugar al que les remiten desde la universidad de destino, ellos les abren las puertas a su nueva vida. «Organizamos actividades de todo tipo, el Erasmus no solo es fiesta», explica Bárbara Novo, presidente de la asociación Erasmus Student Network (ESN) en A Coruña. «Pertenecemos a la organización desde hace diez años, pero en realidad la entidad nació hace 13», explica.

La chica, que trabaja a la vez que estudia Económicas en la UDC, dedica parte de su tiempo libre a la ESN, una de las mayores asociaciones de estudiantes, presente en 42 países. «Somos una veintena de voluntarios. Este va a ser mi cuarto año, el segundo como presidenta, pero hay gente, como un chico que lo tiene que dejar este año, que lleva ocho», apunta Bárbara, que aclara: «Lo tiene que dejar porque la edad máxima para formar parte son los 30».

Recogida de alimentos y viajes

La jubilación anticipada se debe a que la asociación debe renovarse. «Somos amigos y hay como una especie de síndrome de Estocolmo por el que nadie se quiere ir, pero es necesario», explica Bárbara. Entre las actividades que organizan, subraya que muchas son «de impacto social». «Hacemos donaciones para el Banco de Alimentos Rías Altas, una de ellas la hicimos con un karaoke. Los chicos se implican muchísimo». Asimismo, han realizado otros proyectos para recaudar fondos para entidades como la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). «También recogemos basura en la playa con organizaciones locales como Vazva y We Sustainability y hacemos charlas con Amnistía Internacional sobre refugiados afganos. El objetivo es que se impliquen en la comunidad y que aprendan», apunta Bárbara, que dice que, por supuesto, no faltan los viajes. «Varían en función del cuatrimestre. El pasado los llevamos a Vigo, Cambados y esa zona, a Lisboa, las Fragas do Eume, San Andrés de Teixido, Cabo Ortegal... También fuimos a Salamanca. Ahora, que llegan los nuevos erasmus, mientras que otros se van, iremos a Verín, el día 8. También hacemos mistery bus, es decir, no saben a dónde van. Es genial porque aprovechamos para parar en alguna verbena de pueblo. Imagina a un alemán ahí. Flipan. Luego, iremos a Asturias, Oporto, también a Ibiza. La idea es ofrecerles destinos atractivos». Porque todo Erasmus sabe que los viajes de la ESN son la mejor forma de conocer lugares y personas.

Más allá de las actividades sociales, los miembros de la ESN ayudan a los extranjeros desde su llegada. «Como pertenecemos a la UDC atendemos a los que vienen a estudiar a A Coruña y Ferrol, pero también a muchos estudiantes de ciclos», explica Bárbara. «La mayoría son muy jóvenes, de 19 o 20 años, y llegan perdidos, muchos sin hablar el idioma y sin saber nada de la ciudad. Les ofrecemos apoyo en todo. Desde la UDC les mandan un correo explicándoles que el programa Buddy, con esa iniciativa les ayudamos en sus primeros días, y en todos. Les facilitamos los horarios de clase, los acompañamos y les ayudamos en la búsqueda de piso porque tenemos una inmobiliaria de mano». En este sentido, apunta que con el alza de los precios de la vivienda, la labor no es fácil. «Pero les conseguimos habitaciones desde 250 euros, la más barata, hasta 400 y pico, si son más céntricas o en pisos más nuevos. No son casas de lujo, pero están bien». Porque la mayor parte de estudiantes que llegan a A Coruña están solo un cuatrimestre. «Luego, todos quieren quedarse más, pero muchas de las universidades de las que proceden no se lo permiten por convenio». Sobre si esos precios son caros o baratos, dice que «depende». «Para un alemán, están bien, pero para una chica que llega de Colombia, es carísimo», señala Bárbara.

En cuanto a la procedencia, Bárbara apunta que muchos son de Latinoamérica. «Luego, de Europa. La mayoría son de Alemania, Italia y Francia». En cuanto al número, dice que «la ventaja o el inconveniente, según se mire, es que en A Coruña tenemos pocos Erasmus. Con la pandemia bajó mucho el número y ahora rondan los 700 al año, pero en Santiago, tirando a lo bajo, son mínimo el doble».