Libros abiertos como una ventana

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

Cristóbal Añón

Cada libro nos enseña otras vidas, otros mundos, otros tiempos

24 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«Disfruten de la lectura. Regalen libros, periódicos, en papel, en web. Están regalando libertad». Así cerraba César Casal un fantástico artículo en las páginas de La Voz, defendiendo la lectura en todas sus formas. Pensaba, al leerlo, en la estantería de la habitación del retaco donde descansan aún los regalos que mis padres me hicieron cada 23 de abril desde antes de saber juntar las letras. «Día del libro», escribía mi madre en la primera página, y ahora, gastadas las tapas, con las hojas amarillentas, aún disfrutamos de muchos de aquellos cuentos cada noche.

Cada 23 de abril pasamos la tarde en una librería. Practicamos sin ningún pudor la infidelidad literaria: hay años que toca Arenas, o Lume, o Santos Ochoa, o Berbiriana. Esta vez, con un día de adelanto, fueron Moito Conto y Nobel. A esta última iba el crío a tiro fijo, obsesionado como está con Astérix. Pero en Moito Conto los mayores dudamos mucho más antes de decidirnos por dos opciones con las que no contábamos. Un clásico («ten que ser marabilloso ler a Odisea por primeira vez nesta edición», me dijo una de las libreras con los ojos iluminados de quien sabe que leer es más que pasar páginas) y una novedad de Pierre Lemaitre porque su prosa nos arrastra siempre, sea negra o folletinesca.

Se quedaron una docena de posibilidades en la lista de pendientes. De Natalia Ginzburg a Yasunari Kawabata, de Miqui Otero a Leila Guerriero, de Martin Amis a Tessa Hadley. Creo que algunos de estos vendrán con carné: ayer me recomendaron celebrar el día en una biblioteca, y se me vino a la cabeza el ventanal abierto por el que se cuela la corriente en Durán Loriga como el aire que, con cada libro, nos enseña otras vidas, otros mundos, otros tiempos.