La revolución de las mascotas: geriátricos, guarderías, hoteles o transportes especiales proliferan en la comarca de A Coruña

Loreto Silvoso
Loreto Silvoso A CORUÑA

A CORUÑA

El Bus-Can de Luis García y Luisa Bautista recoge a los perros para llevarlos a la guardería O lar do can, en Dorneda
El Bus-Can de Luis García y Luisa Bautista recoge a los perros para llevarlos a la guardería O lar do can, en Dorneda ANGEL MANSO

Los propietarios de estos negocios aseguran que la demanda de este tipo de servicios no ha parado de crecer. Según el Rexistro Galego de Animais de Compañía de la Xunta en el área hay casi 76.000 ejemplares censados

21 may 2024 . Actualizado a las 14:23 h.

Una furgoneta amarilla, como los clásicos buses escolares americanos, y rotulada con caritas de perritos sonrientes mirando por la ventana, realiza su parada en la urbanización O Paraíso, en Perillo (Oleiros). El Bus-Can es uno de los numerosos servicios que proliferan en el área coruñesa desde que comenzó el bum de las mascotas, con casi 76.000 ejemplares censados en la comarca según el Rexistro Galego de Animais de Compañía de la Xunta. 

Son las ocho y media de la mañana y las dos furgonetas de la empresa O lar do can ya han pasado por el barrio coruñés de Monte Alto y demás puntos de la ruta (Arteixo, Sada, Mera, Santa Cruz...), para recoger a sus otros pasajeros peludos. Les falta gritar ¡nos vamos al cole! En realidad, se los llevan a pasar el día a la guardería que regentan Luis García y Lucía Bautista, en Dorneda, junto a la vía Ártabra. Allí se socializan, juegan y así no están todo el día solos en casa mientras sus dueños trabajan. «La demanda ha ido a más y esto ha sido una constante desde el principio. Nuestro plus es que prestamos los servicios en nuestra propia casa, conocemos muy bien a los perros y los tratamos como si fueran nuestros», explica Lucía. Ambos empezaron hace más de diez años cuidando a los canes de sus amigos y acabaron transformando su pasión en su medio de vida. Ella venía del mundo de la educación infantil. Él, de la hostelería. Se formaron en auxiliar técnico veterinario y adiestrador canino y hoy son una pareja que se dedica al cuidado de tu mascota (no solo perros) cuando tú no puedes. Ofrecen una cartera de servicios tan amplia que incluye hotel, adiestramiento, autolavado, peluquería y servicio a casa. Por cierto, los dibujos del Bus-Can son de perros reales que acuden a su guardería, «como un labrador que tiene un ojo de cristal. Me los hizo una clienta», comenta.

La historia de Luis y Lucía ejemplifica la evolución que nuestra sociedad ha experimentado en la forma de tratar a sus perros. Hoy en día, son un miembro más de la familia para muchos y como tal, van a tener cubiertas unas necesidades casi inimaginables hace una década. «Cada vez se requiere más la residencia canina, tanto de guardería como de hotel. Nosotros empezamos con cuatro habitaciones y, a día de hoy, tenemos 19», afirma Sergio Ferreiro, de Terra de Cans, en Guísamo (Bergondo). Veterano en el sector, lleva 21 años educando perros (da buenos consejos a través de su canal de Instagram) y 12 con la residencia canina. «Los tres últimos años hay una demanda mucho más alta, porque se ha incrementado el número de perros», argumenta.

Además, «en la última década ha cambiado la mentalidad de los dueños. Ahora la gente mira mucho más dónde se va a quedar la mascota, las condiciones en las que va a estar. Algunas veces incluso se preocupan de más, porque se olvidan de que son perros. Todo está bien en su cierta medida. Si se les malcría, el que lo pasa mal es el perro. Muchos problemas que veo son por falta de formación del dueño. Hay que tener unas ciertas nociones de comunicación canina», concluye.

La geriatra canina a la que adoran las mascotas

Mariana García es especialista en geriatría canina
Mariana García es especialista en geriatría canina EDUARDO PEREZ

«Cuidar a los perros mayores es mi pasión», declara Mariana García Valdés (A Coruña, 1992). Especialista en geriatría canina, ella es la única profesional especializada en esta materia a día de hoy en Galicia. Trabaja desde su residencia Gericans en Monte das Arcas, detrás del Club de Golf de A Zapateira, en el Concello de Arteixo. Allí, en una casa grande rodeada de frondosos jardines, tiene su geriátrico para perros y allí les presta sus cuidados posoperatorios a los que lo necesitan. Además, Mariana se encuentra ahora mismo en pleno proceso de creación de un nuevo centro especializado en geriatría canina en Orro (Culleredo), que tiene previsto abrir sus puertas en septiembre. Mientras, se sigue formando en su campo y acaba de realizar un curso sobre el tratamiento del dolor en las mascotas, por ejemplo. 

«Antes a un perro viejo se le eutanasiaba. A día de hoy, la familia se preocupa por él, lo lleva a rehabilitación, lo cuida más. Ha habido una evolución cultural hacia los animales en este sentido, porque se busca cada vez más el cuidado del perro mayor», reconoce la experta. Le preguntamos sobre ese dicho del refranero gallego sobre la trayectoria vital del perro que reza así: «Tres anos de can novo, tres anos de bo can, tres anos de can vello e tres anos de mal can». Para Mariana es una prueba de que antes, cuando se hacían mayores, «ya no se contaba con ellos. En cambio, ahora, la gente los cuida con más interés, los lleva al fisioterapeuta e intenta hacer todo lo posible porque estén bien».

«La filosofía que yo tengo es la de una educación canina amable, que respeta y empatiza con el animal. Hay que tener en cuenta que a estas edades, igual que las personas mayores, sufren cambios, tienen mucho miedo». Para el momento de la despedida, en la comarca existen empresas como La vida es huella, en el polígono de Alvedro que prestan servicios de tanatorio, cremación y recogida.

Peludos en las mejores manos con esta peluquera de 25 años

Lidia Lois, en Peludos
Lidia Lois, en Peludos ANGEL MANSO

El auge de los servicios personalizados para mascotas llevó a Lidia Lois Gómez (A Coruña, 1999), cuando solo tenía 24 años, a emprender su propio negocio con la apertura de una peluquería canina en el barrio de la Cubela, detrás de El Corte Inglés. La bautizó cariñosamente como Peludos. Eso fue hace siete meses, en octubre del 2023, y hoy está «realmente satisfecha» con la acogida que ha tenido su proyecto. «Ya tengo un mes casi completo de citas». Además, como las paredes de su local son completamente transparentes, no son pocos los vecinos que se quedan mirando cómo trabaja ella a través del escaparate. Algunos incluso le «sacan fotos», confiesa.

Esta coruñesa estudió el ciclo de Administración y trabajó de contable mientras se sacaba el título de peluquera canina, que es una formación no reglada. «Desde siempre me han encantado los perros. Y tenía claro que me quería dedicar a algo relacionado con eso», señala Lidia. «Había clínicas veterinarias que prestaban el servicio, pero peluquería como tal no había ninguna en esta zona de la Cubela. Por eso a la gente le llama tanto la atención lo que yo hago». Paciencia tiene mucha esta joven emprendedora, porque es bien sabido que hay canes a los que no les gusta demasiado el agua. Las razas que más requieren de sus servicios son las de menor tamaño, sobre todo el caniche y el bichón maltés, porque necesitan más el corte. A estos perritos no les muda el pelo, sino que no les para de crecer y tienen que ir a la peluquería a cortarlo. La ventaja es que no sueltan pelo en casa. «Por eso hay tantos yorkshires y tantos caniches», explica la experta en peluquería canina. También se ocupa del lavado de las mascotas. «Hoy en día, la gente tiene menos tiempo para estas cosas. Yo misma, antes de tener mi negocio, llevaba a mi mascota a la peluquería. Pagaba un poco y me la dejaban lista, bañadita y oliendo bien». Pues eso es lo que ahora ella hace por ti.

Carla Castro, de Monti Bar: «Somos los únicos en Galicia con menú canino» 

Bea Franco

Corren tan buenos tiempos para los perros, que tienen hasta restaurantes con menús específicos. De momento, en Galicia solo hay uno, pero lo tenemos en el corazón de la comarca coruñesa. Junto a la ría de O Burgo, en Culleredo, Carla Castro abrió el Monti Bar hace cuatro meses. 

—Cuando saltó la noticia de su apertura, hubo mucha expectación. ¿Qué tal le han ido estos cuatro meses? ¿Tiene más clientes humanos o perrunos?

—¡La verdad es que me va muy bien! Haciendo balance de estos cuatro meses creo que fue muy buena idea. Desde que salí en la radio y en el periódico tuve mucha repercusión. No esperaba que fuera a ser tanto bum. Ha venido gente de Lugo, Vigo y hasta de Ourense a conocernos. Porque con menú canino somos los únicos en Galicia que yo sepa.

—En vista del éxito, ¿ha decidido ampliar el menú canino?

—No, de momento sigo teniendo el arroz con pollo, las cinco variedades de latas, los snacks y las chuches de cortesía.

—¿Qué le dicen los clientes?

—Bueno, para mucha gente ahora ya somos «el bar de los perros», que es como se refieren a nosotros ya muchos de nuestros clientes. Eso me gusta, pero me gustaría que quedara claro que tenemos una carta para las personas y otra para los perros.

—Son ustedes el bar «pet friendly» por antonomasia.

—A veces, esto parece casi una guardería de perros, pero la gente que viene está muy cómoda.