El tramo coruñés de la A-6: ¿pagar por semejante autovía?

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

Señalización del límite de velocidad reducido en la A-6 a causa de los baches.
Señalización del límite de velocidad reducido en la A-6 a causa de los baches. MARCOS MÍGUEZ

Ya sería un disparate cobrar por un servicio que apenas tiene alternativa viaria, pero pretender hacerlo por algo con semejantes deficiencias es simplemente una estafa

01 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Si tenemos clarísimo que no pagaríamos ni un céntimo por un coche con la carrocería y las ruedas agujereadas, por un teléfono móvil reventado de una pedrada o por una televisión atravesada por surcos que la desgarran de arriba a abajo, ¿por qué habríamos de pagar dinero en A Coruña por una autovía con similares defectos?

No es fácil encontrar una vía de alta capacidad tan machacada como la A-6. Toda ella es una sucesión de baches profundos que obligan al conductor a esquivarlos y que terminan derivándolo al carril izquierdo, menos afectado que el derecho, con el riesgo que esta práctica entraña.

La A-6 es un adefesio peligroso, pero en particular lo es nuestro trecho, el que parte de Arteixo y va serpenteando por Cambre, Abegondo, Betanzos... Los cráteres tienen tal profundidad que se diría que de alguno podría manar lava en cualquier momento, y las roderas, estrías sobre el asfalto, parecen grabadas sobre el pavimento con un poderoso arado. El deterioro es tan grande y tan evidente que el Gobierno ha decidido limitar la velocidad a 100 por hora en tramos como el nuestro para reducir el riesgo de accidentes.

Y en este contexto es necesario situar además el empeño de Europa por que paguemos por el uso de una vía que más parece un queso gruyer que una carretera, a la que, recordemos también, se le derrumban los viaductos. Ya es un disparate en todo caso pagar por un servicio que apenas tiene alternativa viaria, pero pretender cobrar por algo que presenta semejantes deficiencias es simplemente una estafa. Lo primero que tienen que hacer es arreglarla. Que el afán recaudatorio quede supeditado a las imprescindibles reparaciones, y después hablamos.