
Poco más se puede hacer en este falso verano que organizar la vida para el próximo otoño
17 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Poco más se puede hacer en este falso verano que organizar la vida para el próximo otoño. A estas alturas de mes, está demostrado que es una mejor inversión ir comprando los zapatos de colegio que un bañador nuevo. Encuentras un vestido fresquito de rebajas y te preguntas cuántos días lo vas a usar, ¿diez como mucho? Pero ese descuento en los zapatos del uniforme te va a arreglar medio curso. El tiempo es una pésima influencia para el consumo: cuando empiece el calor, si es que empieza, no tendré sandalias, pero tengo una tela, comprada hace tres días, que será un abrigo de entretiempo precioso. En realidad, vivimos en un entretiempo permanente. Aquella idea de las dos estaciones que nos vendieron en algún momento hace agua. No hace frío, ni calor, todo es un casi.
¿Qué coméis hoy? Preguntan mis amigas en busca de inspiración. Lo que más me apetece son ensaladas, dice una. Yo solo quiero un buen caldo, pienso mientras tiro del edredón para que no quede al aire ni un pedacito de piel. En julio. En julio, que llevo un paraguas plegable en el bolso porque no sé cuándo me va a hacer falta. Ni tengo que pelear con la fobia del retaco a los pantalones cortos, porque tiene razón: no hace calor.
Y como no hace calor ni apetecen ensaladas, y decir «esto parece que abre» es una utopía, pensar en las extraescolares de septiembre es más realista que hacer planes en la playa. En esta ciudad siempre dos grados por debajo de la media, benditos sean, nunca pensé que rezaría por al menos un par de horas al día en las que pasar calor. Un poco, tampoco hay que pasarse, pero lo suficiente como para pensar en meter las piernas en la orilla de Riazor.