Las montañas de basura se ceban con la periferia: «El olor es insoportable. Parecemos de tercera»

D. García / m. Rey A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

ANGEL MANSO

Pedralonga y Novo Mesoiro sufren un nivel de insalubridad límite. «Llamé al 010 porque va a haber un accidente, hay madres con carritos de bebé que tienen que pasar por la carretera», asegura una vecina

03 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

No hay barrio de la ciudad que escape de la crisis sanitaria motivada por la acumulación de toneladas de residuos, pero sí que hay niveles. Un denominador común es que las zonas más periféricas se encuentran entre las que se sienten más castigadas por el conflicto de la basura. «El centro está limpio, pero en las afueras es como si fuésemos de segunda o de tercera y pagamos nuestros impuestos como cualquier ciudadano, lo que queremos es que no nos dejen abandonados», explica Montserrat Flores.

Esta vecina de Pedralonga lamenta que desde que se declaró inicialmente la emergencia sanitaria, el pasado 22 de julio, «no pasaron ninguna vez», mientras que antes de ese día lo hacían «a lo mejor una vez por semana» y con el añadido de que «no hacía tanto calor», mientras que ahora «el olor es insoportable». «En casi todos los edificios los bajos tienen viviendas y no pueden abrir las ventanas», apunta. «Solo puedo abrirlas cinco minutos por la peste que hay. No sé si es que ya nos inmunizamos al olor de la basura o lo tenemos metido», declara otra vecina del barrio.

En las últimas horas se recogieron los residuos que había delante de la sede de Down Coruña, ubicada en la avenida de Pedralonga, pero la mayoría de puntos del barrio siguen sin recoger. «A la altura del número 57 de la avenida no se puede pasar. Llamé al 010 porque va a haber un accidente, hay madres con carritos de bebé que tienen que pasar por la carretera», asegura Montserrat Flores.

El paseo de a dos en la avenida es inviable. «Si te cruzas con alguien, primero tiene que pasar una persona y luego otra», explica otra vecina. Mientras, la caminata con perros tampoco es posible: «Cuando los bajan los tiene que llevar atados, porque si no se lanzan a la basura», expone. 

Obstáculo para los peregrinos

La basura también dificulta el paso de otros habituales, los peregrinos, ya que por aquí discurre el Camino Inglés. «Me parece escandaloso. Trabajo en obra civil y con el camino no se puede tener nada a la vista, ni un saco de cemento, porque te llaman, pero con la basura parece que no pasa nada. Pasa un grupo de peregrinos y es una vergüenza», lamenta Montserrat Flores.

Pedralonga es un ejemplo de barrio periférico asolado por la basura, como Eirís, Visma o Novo Mesoiro. En este último la situación no es mucho mejor, aunque durante la madrugada del viernes se despejó una de las aceras de la avenida, mientras la mayor parte del barrio sigue igual. «La imagen es impactante. Está clarísimo que hay una diferencia con el centro de la ciudad, parece que al estar apartados lo fueron dejando, pero se pasaron un poco», destaca una vecina que apunta: «No nos hacen mucho caso».

ANGEL MANSO

En esta zona, como en otras, la altura de las montañas de basura se acerca a la de los peatones y ya se ven prácticas poco habituales. «Hay quien tira la bolsa de basura directamente por la ventanilla del coche», relata esta vecina.

Daniel Costa hostal-cafetería Costa Coruña

«No quiero pensar que prendan fuego y tengamos que desalojar»

La oleada de actos vandálicos, principalmente en contenedores, provocan temor entre vecinos y negocios de la ciudad. El hostal-cafetería Costa Coruña, a escasos metros de la plaza de Cuatro Caminos, está viendo cómo el conflicto de la basura afecta a su actividad al tener colectores justo delante.

«Nos resta gente, no es lo mismo estar tomando un café con la montaña delante. Esperemos que esto se acabe ya, es una vergüenza», explica Daniel Costa, propietario.

Además del efecto negativo sobre su día a día, hay temor a un posible incendio. «No quiero ni pensar que le prendan fuego a los contenedores y tengamos que desalojar», apunta. El hecho de tener los colectores justo delante también les permite darse cuenta cuando se producen «huelgas encubiertas».