Las olas rompieron al son de Vetusta Morla en A Coruña

maría rey / r. d. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

MIGUEL MIRAMONTES

Triángulo de Amor Bizarro caldeó una noche en Riazor que redondearon los madrileños

11 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La combinación de música en directo y playa volvió a convertirse en un éxito para congregar en Riazor a cerca de 40.000 personas que corearon y bailaron de inicio los temas de Triángulo de Amor Bizarro y, al final, los de The Rapants. Entre medias, Vetusta Morla, que hizo vibrar a los espectadores del Festival Noroeste en los momentos álgidos de una noche de altas temperaturas que invitaba a la fiesta con el mar como acompañante privilegiado.

«Boas noites Coruña!» gritó Pucho —cantante de Vetusta— tras dos canciones para conectar con un Riazor bailarín y a rebosar. «Es bonito celebrar la música en vivo los que estamos aquí juntos, en una ceremonia que no sabemos por qué y de cuándo viene, pero que mueve muchas cosas», explicó.

El grupo madrileño presentó su último disco, Figurantes, «que habla sobre amistad, trabajo en equipo, humanidad y cariño». Además, tuvo tiempo para repasar otros temas con más recorrido, como Corazón de lava, Un día en el mundo o Copenhague. Lo nuevo y lo más antiguo sintonizaron a la perfección con el público de Riazor, que respondió con entrega a la exhibición de la banda y a los movimientos con los que Pucho acompañaba los temas. Así, el sonido de Vetusta Morla conquistó a los más fieles y a los menos conocedores. 

Rock implacable

Triángulo de Amor Bizarro, banda gallega de indie con veinte años de carrera a sus espaldas, había dado el pistoletazo de salida a la segunda jornada del festival con una declaración de intenciones: «Boas tardes, si, somos nós, ímosvos romper a cabeza un rato. Somos Triángulo de Amor Bizarro e procedemos a petarvos os oídos». Su primer tema fue Robo tu tiempo. La fuerte batería de Rafael Mallo y un Rodrigo Caamaño al micrófono y guitarra dominando el escenario fueron las constantes de su actuación.

Con una camisa roja a rayas cantó la primera canción, de un ritmo rock implacable mientras una pantalla con letras tribales sobre un paisaje color vino con palmeras anunciaba el nombre del grupo. Isabel Cea, al bajo y que habló con su hijo Roi, que presenció el concierto en las primeras filas, también cantó algunos temas más melódicos y se impuso con sus cuerdas ágiles. El grupo solo hizo contadas pausas para agradecer al público, muy familiar, su entrega. Mientras el sol se despedía sonaron Desmadre estigio y Ruptura, otras de las canciones que tocaron. Si esta banda coruñesa abrió la jornada, otra más joven, The Rapants, fue la encargada de poner el broche a los conciertos en la playa.