Ligereza en la 4.ª planta de Zara

Javier Becerra
Javier Becerra CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Un piso superior lleno de espacio, donde se pueden adquirir prendas exclusivas, tomar un café ecológico, pillar libros de moda y, de paso, contemplar la intersección perfecta entre el puerto y la rosaleda de Méndez Núñez

21 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Una amiga dice que la gente que mola es aquella que va por los aeropuertos tranquila, con sus auriculares y la sensación de tenerlo todo controlado. Frente a esa tipología se encuentran los que van con la tarjeta de embarque impresa en una carpetilla y miran los paneles de salidas y entradas cada 5 minutos, temerosos de perder el vuelo. En versión coruñesa, ese punto de vivir ligero se puede encontrar en la cuarta planta del Zara de la calle Compostela, un piso superior lleno de espacio, donde se pueden adquirir prendas exclusivas, tomar un café ecológico, pillar libros de moda y, de paso, contemplar la intersección perfecta entre el puerto y la rosaleda de Méndez Núñez.

Entras ahí y parece que cambia la atmósfera. Ves a chicas de gestos delicados observando la ropa como Gwyneth Paltrow en una de esas pelis románticas de Nueva York. También a chicos de mirada concentrada con bigote, tatuajes y camiseta de asas. O son modelos, o son diseñadores, o algo son de la moda, vamos. Igualmente, a mujeres de largo cuello con su pequeño y silencioso perro. Y, por supuesto, a hombres con el pelo blanco, gafas de pasta y zapatillas deportivas.

Todos están ahí como una perfecta coreografía. Mientras tú miras a todas partes, como el tipo del aeropuerto que duda si su maleta cumple las medidas. Hasta que, de repente, ves el jersey que buscabas para un regalo, unos de esos de cachemir suavísimos al tacto. Lo llevas a la caja. No, no se hace así. La dependienta sonríe. Te dice que te traen otro del almacén, mientras su compañera lo vuelve a colocar en la percha. Sientes como cuando en el control de equipajes salta la luz roja sin saber por qué. Lo que, seguramente, no le pase a ninguno de los demás de la tienda que están allí. Con su ligereza de vivir.