Amancio Prada: «A la hora de pisar un escenario lo mejor es perder la cabeza»
A CORUÑA
«Libremente», la gira con la que celebra sus bodas de oro sobre los escenarios recala este domingo en el Teatro Colón
26 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Amancio Prada (Dehesas, León, 1949) vive un año redondo. Se encuentra inmerso en la gira que celebra sus bodas de oro sobre los escenarios y presentando su disco número 40, Prada Prada. Confiesa que la clave es «la afición. Lo que antes se llamaba vocación, y que he tenido la suerte de que se ha convertido en profesión».
Con su primer álbum, Vida e Morte (1974), vislumbró su faceta artística cuando se encontraba en París estudiando Sociología Rural. «Hace tiempo que me di cuenta de que ese disco fue la semilla de todo lo que vino después. Lo difícil ahora es cómo trazar ese arco más allá de recordar el Vida e Morte y de ofrecer las canciones del nuevo. Qué otras paradas o poetas cantar. Me dejaré llevar por el momento. Siempre hago un guion, pero luego, al final, hago lo que el momento y el público me dicta», detalla Prada.
Libremente es un concierto antológico en el que el cantautor muestra y revela las huellas y voces que laten en su propio canto y que han ido trenzando el hilo de su vida de artista. De las ensoñaciones de Rosalía de Castro y Federico García Lorca, pasando por las de Gustavo Adolfo Bécquer, Álvaro Cunqueiro, Darío Xoán Cabana, Agustín García Calvo, Chicho Sánchez Ferlosio a las suyas propias, que conforman Prada Prada.
Una voz y una guitarra
El título de la gira que este domingo recala en el Teatro Colón, a las 19.30 horas, le va como anillo al dedo: «Es lo que me permite ir solo, con la esencia de una voz y una guitarra. No sé si llevaré la zanfoña. Así puedo hacer la tonalidad que quiera, enlazar una canción por primera vez con otra, etcétera. Me siento más libre y en una condición más directa, más de tú a tú con los amigos que acudan a ver y a abrirse», explica.
El cantautor tiene una filosofía clara a la hora de hacer que sus actuaciones lleguen al público. «Parece que un artista tiene que trabajar mucho, estudiar mucho todos los días y pensar muy bien las cosas. Y darle las vueltas que hagan falta. Pero a la hora de pisar un escenario, lo mejor es perder la cabeza. Que lo que estés haciendo, la emoción que sientas en ese instante, la resonancia en el público, la excepción o la singularidad de ese momento hagan que ni tú mismo sepas por dónde vas a salir o qué es lo que va a ocurrir», afirma.
Pese a que se cumplen ya ocho años de su último concierto en A Coruña, Prada guarda un especial cariño a la ciudad. «El Teatro Colón forma parte de mi memoria artística. Entre el Colón y el Teatro Rosalía de Castro, pues digamos que he tenido ocasión de ir desgranando casi todos los sucesivos programas y poetas que he ido cantando. La última vez que vine se cumplían 40 años de aquel segundo disco, el que dediqué a Rosalía de Castro y que apareció en 1975. Así que a lo mejor el año que viene no os libráis de que aparezca con un recital monográfico, enteramente dedicado a la poeta. ¡Ya me gustaría!», adelanta el artista.
Lo cierto es que el afecto es mutuo. Apenas quedan unas pocas entradas a la venta en ataquilla.com y en la taquilla del teatro para completar todo el aforo. Sobre despedidas artísticas, como la que ya anunció Sabina para el 2025 o la que realizó Serrat, prefiere no pensar. «No me lo planteo. Yo siempre he ido a mi ritmo y por mi camino. Como diría Miguel Hernández, yo por otra senda. A mi aire. No me planteo lo de despedirme», confirma para placer de muchos de sus fieles seguidores.