Carmen Blanco, actriz y escritora: «Lo que pasó en Galicia en el siglo XV supera la ficción más descabellada»
A CORUÑA
La polifacética coruñesa presenta el jueves su primera incursión en la novela histórica
03 nov 2024 . Actualizado a las 09:41 h.Juego de Tronos se queda pequeño al lado de esto. «Sin zombis, ni dragones, la realidad de lo que pasó en Galicia en el siglo XV supera la ficción más descabellada. Fue muy bestia», comienza diciendo Carmen Blanco (Ferrol, 1963) sobre su libro Gorriones y Halcones (Ediciones del Viento), una historia trepidante sobre la guerra irmandiña que protagonizó el pueblo gallego contra sus señores feudales contada en 730 páginas que enganchan desde la primera línea. Conversamos sobre todo ello en el interior de una librería tan inquieta y activa como nuestra protagonista: Galgo Azul, en el Agra do Orzán.
—En su libro narra los hechos que desencadenaron la revuelta irmandiña del siglo XV. ¿Qué le llevó a novelar este momento de la historia de Galicia?
—Surgió por casualidad. Me enteré de la historia de Mayor de Ulloa, una de las protagonistas de mi libro, y me pareció sorprendente.
—¿Qué le fascinó de ella?
—Consiguió que los tribunales anulasen el compromiso matrimonial que su familia había pactado para poder casarse con el hombre que quería.
—Y a una edad muy temprana.
—Tenía 15 años. No debió ser fácil para una mujer en el siglo XV. Esto me llamó la atención, empecé a investigar y me encontré con la historia de su hermana, María de Ulloa, que dejó a su marido y se fue con el arzobispo de Santiago. Juntos tuvieron al famoso Alonso de Fonseca, el que dio nombre al pazo de «Triste y sola se queda Fonseca».
—Al que le cantan las tunas.
—Sí, y el dicho de «Quien se fue de Sevilla perdió su silla» tiene su origen también en el tío de Fonseca. Tenía 20 años cuando lo nombraron arzobispo y aquí había un lío montado con toda la nobleza gallega pegándose de leches. El rey, que era muy listo, decidió que lo mejor era enviar a Fonseca I para que pacificara el asunto y después ya volvería.
—Cuenta usted la historia como Nieves Concostrina. Me encanta.
—Pues mucho no se pacificó. Ganó un par de batallitas pero, cuando quiso volver, el otro le dijo que estaba muy bien en Sevilla y que no se iba. Fue tremendo. Al final cedió y vino para aquí, pero de mala gana. Entró con muy mal pie y tuvo muchos enfrentamientos con la nobleza local hasta que uno de ellos lo encerró y lo tuvo dos años prisionero en una jaula en el castillo de Vimianzo y lo paseaba por toda Galicia.
—Historia fascinante a la par que poco conocida.
—Así es. Y está el hermano vasco de Mayor, que murió envenenado por su madrastra. Al final, me fui encontrando con una historia poderosísima que cuesta creer que fue verdad. La gente se piensa que me lo estoy inventando, pero no es así. Las cosas más increíbles que cuento en el libro fueron verdad.
—La obra arranca con los árboles genealógicos de las casas feudales y un listado de personajes históricos y literarios.
—Y en mi casa tengo una pared toda llena de possits, en plan investigación policial, para no liarme. —Habrá realizado un ejercicio de documentación extremo, ¿no?
—Totalmente. Fue un proceso que me llevó cinco años. Me he documentado mucho y con escritos de todo tipo: testamentos, cronistas de la época... He recorrido bibliotecas, monasterios, castillos, espacios naturales... Cada fin de semana hacía la ruta irmandiña con mi marido. Hemos descubierto ermitas, puentes y hasta tramos del Camino Real. Aquí hay una riqueza histórica, paisajística y monumental espectacular.
—Oiga, esta novela huele a saga.
—Va a ser una trilogía. Tengo tanto material que lo he estructurado en tres libros: el antes de la revuelta, las cinco «Xuntas» que hubo durante el período de gobierno irmandiño y la vuelta de los señores. Que por cierto, les costó mucho recuperar el poder.
«El irmandiño fue el primer gobierno democrático que se instauró en Europa después del griego»
Hay muchas Cármenes en Carmen Blanco. Está la Carmen tabernera, que regenta desde hace años un negocio familiar en plenas Fragas do Eume; está la Carmen licenciada en Derecho, que ejerció como abogada en Santiago, Madrid y Sevilla; y está la actriz y dramaturga, que escribe, interpreta y dirige obras teatrales por las que ya ha recibido varios premios. Por encima de todas, irrumpe la Carmen escritora. Después de una labor de investigación de cinco años, Gorriones y Halcones es su primera incursión en la novela histórica.
—¿Por qué este título?
—Los cronistas dicen que esta fue la revuelta en la que los gorriones corrieron detrás de los halcones, porque los pequeños se juntaron para luchar unidos. Llegaron a reunir 80.000 hombres en toda Galicia, que no es ninguna broma.
—¿Es una historia de hombres y mujeres valientes?
—Esta es la historia del primer gobierno democrático que se instauró en Europa después del griego, que fue el gobierno irmandiño. Las primeras Xuntas de Melide autorizadas por el rey. Todo esto fue legal.
—Unos adelantados en el s. XV.
—Así es. Había una constitución irmandiña de la que solo se conservan dos capítulos. Lo hicieron muy bien, porque supieron ganarse el favor del rey. Hasta que le dejaron de ser útiles y este permitió que regresaran los señores.
—¿Qué le sorprendió más?
—Me sorprendo mucho con el poder de las mujeres en esa época. Cómo ellas cogían las riendas y seguían adelante defendiendo a sus hijos. Eran mujeres muy fuertes y muy adelantadas a su época.
—¿Y qué fue lo más complicado?
—Encajar a los personajes en las diferentes tramas que manejaba a la vez. Fue un encaje de bolillos.