Los estadios de fútbol no son solo estadios de fútbol. Nunca lo fueron, pero la línea que ha tomado el mundo del espectáculo en los últimos años hace que su actividad se desdoble y ahí A Coruña tiene una gran oportunidad
13 dic 2024 . Actualizado a las 10:27 h.Como es lógico, el proyecto de la ampliación de Riazor, a propósito de que A Coruña sea una de las sedes del Mundial 2030, se centra en el fútbol. Poder meter la ciudad junto a Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla y Málaga, entre otras, resulta muy importante. Contar con un estadio de primer nivel para poder ampliar el número de socios del Dépor (ahora limitado y con lista de espera) se presenta, desde luego, como objetivo interesante. Pero los estadios de fútbol no son solo estadios de fútbol. Nunca lo fueron, pero la línea que ha tomado el mundo del espectáculo en los últimos años hace que su actividad se desdoble. No hay más que ver el cataclismo que ha generado el nuevo Bernabéu (en suspenso por las prisas de empezar a generar mucho dinero con la obra sin acabar) o el Metropolitano (ese sí, a pleno rendimiento).
Y ahí es donde aparece la derivada del nuevo Riazor. Porque a nadie se le escapa que A Coruña se ha convertido en la gran ciudad del ocio del noroeste peninsular y, en ese terreno, la música en directo juega un papel trascendental. La urbe es un referente total en los aforos medios. Un dato: las diez giras nacionales con mayor recaudación del 2023 (de Sabina a Aitana, pasando por Manu Carrasco y Pablo Alborán) pasaron por A Coruña con llenos. En el plano internacional, ahí estará Rod Stewart este domingo (aún con el sabor de Bryan Adams) y todos los astros guiris anunciados para el 2025. Pero hay un nivel en el que la ciudad aún no consigue llegar y, salvo la infraestructura, cuenta con todos los elementos para triunfar. Hablamos de los Springsteen, Rolling Stones, Iron Maiden, Metallica, Shakira y Karol G. Los bolos de 40.000 personas. Esos que soñamos en el 93 con el Concierto de los Mil Años y que ahora pueden retornar.