Pilar Cortizo, abogada: «El acuerdo del edificio Fenosa salvó al Concello da Coruña de una crisis financiera brutal»
A CORUÑA
La letrada, distinguida como mediadora del año, recuerda el histórico caso: «Me siento orgullosa y aprendí muchísimo»
22 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Es imposible enfadarse con ella porque enseguida te arbitra un acuerdo. Pilar Cortizo Mella (A Estrada, 1959) acaba de ser elegida abogada del año (Lawyer of the Year) en la especialidad de Mediación por el ránking Best Lawyers 2025. Capaz de poner de acuerdo a las más enconadas partes —como demostró con el pleito por el edificio Conde de Fenosa—, no hay conflicto que se le resista. Hacemos un repaso de su dilatada carrera, con 42 años ejerciendo la abogacía desde el despacho Torres Díaz, uno de los más añejos de la ciudad, fundado en 1967, hace casi sesenta años.
—¿Siempre quiso ser abogada?
—La idea inicial era preparar unas oposiciones, pero me picó el gusanillo de la abogacía. Llegué a este despacho y esos Aranzadis me cautivaron.
—¿Podrá con ellos la inteligencia artificial?
—Mire, yo a estos libros les tengo tanto cariño que creo que no. Incluso hemos conservado los más antiguos por eso.
—¿Se arrepintió alguna vez del camino que emprendió?
—Si volviera a nacer, volvería a ser abogada. Yo me siento feliz. Hay días en los que piensas «quién me mandaría a mí», pero esos malos momentos se acaban compensando.
—¿Qué es un mal día para usted?
—Cuando recibes una resolución judicial injusta, cuando en un juicio recibes un trato no adecuado o cuando tienes un tema difícil y te cuesta hacer el enfoque.
—¿Cuál es la mejor parte?
—Cuando puedes ayudar a la gente y ver cómo te lo agradecen. Ayer tenía aquí a un matrimonio que venía con un tema sencillísimo. Fue solo darles tranquilidad, porque no había ningún problema, pero ellos venían angustiados. Verlos marchar así, tranquilos, hizo que me fuera a mi casa más contenta que unas pascuas.
—¿Qué significa para usted el reconocimiento «Lawyer of the year» en Arbitraje y Mediación?
—Me hace mucha ilusión. Le doy más importancia al hecho de que sea nominada por los compañeros de toda España. Y lo más bonito es que soy la única mujer gallega en este ránking.
—La segunda vez que se lo dan.
—Sí, el año pasado fue en la especialidad de Mercantil. Me hace más ilusión este por ser en Mediación, que es mi especialidad.
—¿Cuál es su hito en este campo?
—Tuve la gran suerte de intervenir, como letrada de la comunidad en el caso del edificio Conde de Fenosa, que acabó con una mediación intrajudicial en el año 2019.
—Un pleito de 22 años...
—Esa mediación se consiguió porque estábamos ahí determinadas personas que teníamos bastante formación en la materia. Así que me siento orgullosa, aprendí muchísimo y fue una experiencia brutal. Es un pleito en el que las partes no nos habíamos visto las caras. Nosotros lo cogimos en el 2015, y entonces era escrito va, escrito viene, hasta que nos sentamos. El día que se acordó someternos a mediación, el presidente del TSXG nos brindó una sala, nos juntamos y empezamos a hablar. Hubo sus más y sus menos, pero sabíamos que teníamos que arreglarlo. Había un interés común en ello. En todo este caso creo que los vecinos fueron las víctimas sin comerlo ni beberlo. Aquello fue tremendo. Y el acuerdo salvó al Ayuntamiento de una crisis financiera brutal. El día que se firmó fue muy emotivo. Eso sí, la confidencialidad fue una aventura. Pero se hizo como se tenía que hacer.
En esencia: Con solo escucharla te aporta seguridad jurídica. La Justicia es su guía, y la mediación, su camino. Con 40 años de diligente servicio a la sociedad, considera Pilar que «la abogacía es la profesión más bella».
«Cuando firmó, al presidente de la comunidad de vecinos se le caían las lágrimas»
No solo el Conde de Fenosa. Echando la vista atrás, Pilar Cortizo atesora numerosos logros en su trayectoria como la mejor abogada mediadora de A Coruña.
—Fue una de las primeras en apostar por esta especialidad.
—Cuando en el año 2011 se estaba debatiendo el proyecto de ley de mediación, le propuse al decano del colegio, que entonces era Antonio Platas, apostar por ello como una herramienta importante para la abogacía. Le pareció muy bien, lo hizo constar en acta y constituimos la comisión de mediación. Fuimos de los primeros en hacer dos cursos de posgrado en el colegio y hoy tenemos grandes mediadores en A Coruña.
—¿Se siente orgullosa?
—Creo que, de alguna manera, he contribuido o puesto mi granito de arena para que todo eso fuera una realidad. En el 2012 se creó el punto neutro para la promoción y divulgación de la mediación en el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. Yo fui la representante y conocí a Pascual Ortuño, que lleva la mediación en las venas. A partir de ahí hice varios cursos con él, confirmé que era lo que me gustaba y luego creamos aquí el Instituto gallego de Resolución de Conflictos.
—¿Hay ya una cultura de la mediación generalizada?
—Todavía no. De hecho, a día de hoy hacemos menos mediaciones de las que nos gustaría.
—¿Qué la ha marcado más?
—El pleito por el edificio del Conde de Fenosa. El día de la firma pedimos que fuera el presidente de la comunidad de vecinos. Cuando firmó, se le saltaron las lágrimas. Dijo algo así como: «Mis padres, que tanto lucharon por tener este piso, se murieron sin saber que esto se iba a arreglar». Y no paraba de llorar.