Jacobo Formigo: «Hacer ejercicio debería ser una rutina más, igual que cepillarse los dientes»
A CORUÑA
La receta del rehabilitador más reputado de España es sencilla: moverse
06 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Jacobo Formigo Couceiro (Santiago, 1974) es el responsable de rehabilitación intervencionista en el servicio del Chuac que dirige Miguel Alonso Bidegain. Ha sido elegido para el Premio Merco-OdS como el rehabilitador con mejor reputación de toda España.
—Es el médico de más prestigio de su especialidad, nada menos.
—Más que satisfecho, me siento honrado. Es un premio médico, hay 32 categorías, una por especialidad, y se deciden por encuestas a tus propios compañeros. No hay candidatos preconfigurados, la gente contesta espontáneamente. De los 32 solo hay dos gallegos, Federico Martinón y yo. Era algo que no esperaba y es la primera vez que se incluye la categoría de rehabilitación física.
—Usted está muy centrado en neurorrehabilitación y rehabilitación intervencionista.
—Al acabar la residencia vi que un área deficitaria era el diagnóstico y tratamiento de pacientes con dolor, de todo tipo. Gracias al apoyo ecográfico y tecnológico hemos conseguido ofrecer técnicas específicas ecoguiadas para pinchar una infiltración o para el tratamiento con radiofrecuencia para quemar nervios.
—Una amplia bolsa de pacientes.
—Sí, sí. Las áreas de mayor volumen de pacientes son las de neurorrehabilitación y las algias musculoesqueléticas. Con esto en lo que hemos trabajado estos años creo que hemos participado en un cambio y una mejora importante. Yo en intervencionista me dedico a pacientes más resistentes a tratamientos convencionales.
—En un país tan envejecido, las necesidades no bajan.
—No, no se espera que vayan a menos. La iniciativa 20-30 analiza las necesidades y costes estimados de la población y concluye que las políticas de los países deben centrar más el foco. La salud, encontrarse bien, es como una mesa de cuatro patas: una es la prevención, hay que trabajarla porque no suele ser urgente; después están el diagnóstico y el tratamiento, que es lo que más hacemos en el sistema sanitario, y tenemos la cuarta pata, la rehabilitación. En los países desarrollados toma cada vez más importancia porque se trata de tener mejor calidad de vida y menos discapacidad. Necesitamos hacer un correcto diagnóstico y tratamiento, pero después necesitamos rehabilitar al paciente, porque si no, su capacidad final quedarán limitada. Un paciente con un ictus viene a la consulta porque algo limita su vida, una parálisis, y nosotros ponemos todos los medios para intentar que si no se puede curar, en muchos casos, el resto de las funciones intenten equilibrar esa pérdida.
—Pero al rehabilitador solo se derivan casos complejos.
—La realidad es que el acceso a rehabilitación en la sanidad pública necesita recursos. Los que tenemos, los usamos como podemos y priorizamos a los pacientes con más discapacidad para sacar su máximo potencial. Estamos intentando poner en marcha, y A Coruña es pionera en esto, un programa para las lumbalgias para atender en tiempo y forma. Queremos transmitir esos programas a los centros de salud y a la sociedad.
—¿Cómo?
—Lo que mayor evidencia de mejoría ha demostrado es la actividad física. Necesitamos que cada uno haga ejercicio adecuado a su caso, porque la mayoría son patologías crónicas. Necesitamos un mantenimiento que depende de lo que nosotros hagamos. El ejercicio deberia ser una rutina más, un hábito, como cepillarse los dientes para prevenir caries. Hay que incorporarlo al día a día y en todas las condiciones, aún con edad avanzada o con problemas de discapacidad.
—Además de tratar, investiga.
—Desde siempre tuve esa inquietud, creo que en toda área de conocimiento, si no investigas, no tienes capacidad de mejora. Ahí la llegada a A Coruña supuso un hecho diferencial. El Inibic entendió que tenía que haber empuje. El año pasado nos aprobaron un grupo de investigación y ahora estamos lanzando proyectos importantes.
—¿Por ejemplo?
—Estamos investigando nuevas toxinas botulínicas para espasticidad, para secuelas de daño cerebral adquirido. Y también en validar escalas para la valoración de pacientes, con nuevos modos de evaluación del dolor. Otra área es la de la usabilidad para empresas que quieren sacar al mercado plantillas, ortesis, prótesis o dispositivos que hay que comprobar que sí valen desde el punto de vista clínico. Y la última linea de investigación es el ejercicio terapéutico en rehabilitación oncológica. Estamos mano a mano con los oncólogos, porque se sabe que el ejercicio terapéutico mejora mucho la calidad de vida, e incluso los años de vida. Queremos ver hasta dónde llega y diseñar programas adaptados que puedan hacer los pacientes en su casa o en la calle.