
La alcaldesa presentará este mes el presupuesto y apela a la responsabilidad de la oposición para que salga adelante, pero PP y BNG dejan entrever que tendrá que recurrir a la última vía
09 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La sombra de una cuestión de confianza planea sobre A Coruña desde que el BNG anunció en noviembre que no apoyaría al PSOE en un nuevo presupuesto. Esta opción coge fuerza después de que este miércoles Inés Rey, la alcaldesa, expusiese que el gobierno local presentará a finales de este mes su propuesta de cuentas para el 2025. Previsiblemente no tendrán el apoyo necesario de la oposición, por lo que las vinculará a una cuestión de confianza, como adelantó que hará en caso de que sea necesario.
«Este goberno cumpre coas súas responsabilidades e agarda que o resto de partidos cumpran coas súas, que non son as de entorpecer a un goberno, senón as de resolver os problemas dos cidadáns», dijo Rey, que anticipó la vía más probable. «Se ningún dos grupos quere sumarse a aportar, recorrerei a unha cuestión de confianza». Además, trasladó a PP y BNG la «responsabilidade» de llegar a este punto: «Non houbo achegas da oposición porque ninguén as quixo facer, terán a oportunidade este mes».
El anuncio de la alcaldesa tuvo respuesta inmediata por parte de la oposición, que dejó claro que no apoyará la propuesta. «Anuncié que estaría dispuesto a negociar, pero no se me ha llamado para nada, no tienen interés ninguno», explicó el portavoz del PP, Miguel Lorenzo, que entiende que «todo esto que está pasando es un signo de debilidad de este gobierno, que a veces se olvida de que está en minoría».
Su homólogo en el BNG, Francisco Jorquera, señaló que «é unha decisión lexítima, pero ratifica que non ten a nosa confianza, pois constatamos múltiples incumprimentos nos compromisos do acordo de investidura e no de orzamentos para o 2024».
Si el BNG cumple con no apoyar el presupuesto, el panorama que se le plantea al gobierno es el de llevarlo a pleno, donde necesita una mayoría simple, que solo alcanzaría entonces en caso de una abstención del PP, que tiene 12 ediles, por 11 del PSOE y 4 del BNG.
Si los populares votan en contra, que es lo más probable a estas alturas, el gobierno local vinculará las cuentas a una cuestión de confianza. Si la gana, quedarán aprobadas de manera inicial y se abrirá el período de alegaciones. Si la pierde, que es el resultado con más opciones, la oposición tendrá un mes para articular una moción de censura con un gobierno alternativo, pero el BNG anticipó que no otorgará el bastón de mando al PP. En ese caso, o si hay una moción de censura que es rechazada, el presupuesto se aprobará de forma inicial.
el precedente del 2017
El caso de la Marea. Si se llegase a la cuestión de confianza, sería la segunda en la historia de la ciudad. La primera ocurrió en el 2017, con la Marea al mando, también en minoría, y con el PSOE como su socio. En aquella ocasión fue el equipo de Xulio Ferreiro el que rompió el pacto para aislar políticamente a Mar Barcón, aunque esgrimiendo otros argumentos.
El PSOE y el PP no articularon aquella moción de censura, aunque presentaron alegaciones tras la aprobación inicial. El pleno para dar el visto bueno definitivo fue como pocos se recuerdan en María Pita, con el PP, el BNG y la propia Marea absteniéndose, dejando solos a los socialistas votando a favor para incorporar las propuestas que habían presentado. El PSOE acusó al gobierno local de romper con su abstención un pacto que incluía otros compromisos y al final la sesión acabó siendo un cruce de reproches.
retos del 2025
Vivienda, obras y los barrios. En la propuesta presupuestaria del gobierno local figurarán algunas de las cuestiones que Inés Rey indicó como «retos» para el año que acaba de empezar. Uno de ellos es el de la vivienda, con el inicio de la construcción del edificio de pisos sociales de Xuxán o los avances en la regulación de las viviendas de uso turístico o la declaración de mercado tensionado.
Entre los desafíos están también culminar la reforma de San Andrés o iniciar la de los Cantones, y destacó la nueva fase de trabajos en la avenida Alfonso Molina. El 2025 será también el año del lanzamiento del concurso internacional de la fachada marítima y el comienzo efectivo de la Aesia, además de potenciar la Cidade das TIC.
La alcaldesa anunció un plan «ambicioso» de impulso a los barrios, con actuaciones como completar la ronda peatonal o la reforma del mercado de Monte Alto, fondos para Santa Lucía o la segunda expansión de BiciCoruña hasta llegar a 85 bases.
Veinte meses de desencuentros de índole diversa y acuerdos en momentos puntuales
La coyuntura actual invita a pensar que la cuestión de confianza será inevitable, lo que previsiblemente permitirá al gobierno local sacar adelante las cuentas, pero comprometerá más la relación con su principal aliado, el BNG.
Desde junio del 2023, la relación está marcada por acuerdos puntuales, como el del presupuesto del año pasado o modificativos, y desencuentros, más comunes que los momentos de sintonía.
El «no» de los nacionalistas al presupuesto supuso el último choque entre ambas formaciones desde que firmaron el pacto de investidura, que fue la primera fricción porque los socialistas se opusieron a un gobierno de coalición.
El BNG denuncia incumplimientos de puntos del pacto de investidura, como la investigación por el caso STL, el impulso del área metropolitana o la ordenanza de terrazas, mientras que en el caso de las cuentas del año pasado critican que el gobierno local priorizase sus proyectos frente a los del Bloque.
Durante esta primera mitad del mandato hubo otros puntos en los que la distancia entre ambos se hizo más patente. Uno de ellos fue la polémica por las obras en una propiedad del portavoz municipal, José Manuel Lage, mientras que en el ámbito urbanístico también hay fricciones por lugares como As Xubias o As Percebeiras, aunque este último tema lo paralizó el Partido Socialista recientemente.
Los nacionalistas también son muy críticos con la «concentración de poder» que entienden que hay en el gobierno local, principalmente alrededor de la figura del portavoz municipal.
Además, las políticas culturales y la gestión del IMCE son otros de los habituales puntos de discordia y por los que el BNG muestra su malestar con los socialistas.