El Carnaval de Río de Janeiro con una sensación térmica de 62,7 grados

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN / LA VOZ

A CORUÑA

Miembros de una comparsa durante el pre-Carnaval de ayer
Miembros de una comparsa durante el pre-Carnaval de ayer Pilar Olivares | REUTERS

La ola de calor que afecta a varios estados de Brasil, donde incluso han suspendido las clases, pero el alcalde carioca asegura que su fiesta más emblemática seguirá adelante

17 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, tuvo que salir ayer a aclarar que el carnaval de la ciudad, el más emblemático de Brasil y del mundo, se va a celebrar a pesar de la intensa ola de calor que afecta a todo el estado y también a Río Grande del Sur, Minas Gerais, Bahía, Pernambuco y Piauí. Una situación extraordinaria que llega después de un año 2024 especialmente cálido, y que, con temperaturas máximas de 40 grados y una humedad del 80 %, podría traducirse hoy mismo en una sensación térmica de 62,7 grados. La más alta de la historia en toda la región metropolitana, después de que el 18 de marzo del año pasado ese calor percibido llegase hasta los 62,3 grados. Por lo de pronto, en Río Grande del Sur ya han tenido que suspender las clases.

«De ninguna manera vamos a suspender los blocos (comparsas) del carnaval en Río de Janeiro», incidió el regidor, quien recordó que la fiesta ya se celebró en otras ediciones con una sensación térmica de 70 grados a la sombra. Eso sí, pidió a los cariocas, y a los visitantes que acuden a la celebración, que extremen las precauciones. «Queremos que vayan a las calles, que se diviertan y aprovechen lo mejor de la ciudad, pero es importante protegerse, entender que el calor ha sido cada vez más fuerte. Si van a un bloco, usen protector solar y beban agua», instó Paes, según recoge la agencia Efe.

Wallace Menezes, profesor de meteorología de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), explicó al periódico O Globo que Río de Janeiro es una suerte de «isla de calor urbana, un invernadero formado por asfalto, emisiones de vehículos e industrias, y edificios». Además, la propia orografía de la ciudad, con una altura media de 2,13 metros sobre el nivel del mar y encajada entre montañas, favorece que el calor quede atrapado cuando dominan los sistemas de altas presiones, como el de estos días.

Según detalló Menezes, este anticiclón empuja y comprime el aire hacia abajo y hace que se caliente y se seque, impidiendo la formación de nubes. Ante la falta de esas nubes, que sirven como filtro, el aire sigue calentándose durante todo el día.

Y por si fuese poco, el Atlántico también registra unas temperaturas superiores a las habituales, con lo que, en lugar de aliviar con su viento fresco, contribuye al sopor con su brisa cálida.