Clásicos populares: Andrew Litton no defrauda

Hugo Álvarez Domínguez CRÍTICA MUSICAL

A CORUÑA

Eduardo Pérez

El concierto del director estadounidense al frente de la Sinfónica de Galicia demostró cómo una batuta experta puede tener algo que decir ante lo que parecía un cajón de sastre de clásicos populares

01 mar 2025 . Actualizado a las 19:52 h.

Andrew Litton nunca defrauda con la Sinfónica. Aunque el concierto de este año (que une dos programas que la OSG tocará la próxima semana en Bilbao dentro de Musika Música) parecía un cajón de sastre de clásicos populares, mostró cómo una batuta experta puede tener algo que decir ante música tan escuchada.

Desde la primera suite de Peer Gynt, de Grieg (escuchamos las dos en junio de 2024), Litton mostró gesto parco pero elocuente y tempi lentos, con balance cuidado que permitió escuchar cada inflexión de la música. Extrayendo espléndido sonido de la OSG por empaste y redondez, trajo vuelta a una cuerda flexible y amplia tras unas semanas dubitativas (¡cómo reguló dinámicas en La muerte de Ase!). El debate sobre las obras que se repiten aquí con más frecuencia de lo deseable da para otra columna.

La Sinfonía en Do, de Bizet, es un juguete, pero Litton le devolvió su elegancia en los movimientos rápidos (sonaron más clasicistas que nunca), por los contrastes y el cuidado del balance en una lectura chispeante. Espléndido David Villa al oboe en el Andante, con sensibilidad impagable, secundado por la cuerda en pizzicato: prueba de entendimiento entre la batuta y una orquesta que se crece cuando lo que tiene enfrente lo merece.

Luego se homenajeó a Ravel en una apoteosis de la danza. Litton abordó sin solución de continuidad los Valses nobles y sentimentales y La valse, algo del todo pertinente. El maestro diseccionó las obras para

entrar en cada capa de su orquestación, jugando con matices y dinámicas. Logrando de todas las secciones sonido redondo y empastado (ese que con la OSG solo alcanzan las batutas verdaderamente grandes) subrayó el ritmo y la sensualidad de la música ante una orquesta sobresaliente. Las versiones destacaron por su seriedad y convencimiento de estar ante música quizás manida pero no intrascendente.

Por su calidad y lo que logra con la OSG, Litton merecía un programa de más enjundia; pero no decepcionó: elevó obras trilladas a cotas de excelencia y mostró a dónde llega la orquesta con una batuta motivadora.