Una historia de apagones en A Coruña, el escándalo de una ciudad a oscuras

A CORUÑA

Entre 1914 y 1920 la población sufrió gravísimos problemas de suministro eléctrico
02 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Media Europa estaba agujereada por las bombas. Pero no la neutral España. Era el año 1914. El mundo contenía la respiración por la primera de las grandes guerras. Mientras tanto, ciudades patrias en pujanza urbanística, cultural y económica, como A Coruña, hacían de punta de lanza en la exploración de las posibilidades del siglo nuevo.
El paulatino establecimiento del suministro eléctrico marcó la entrada oficial de esta población en la nómina de la modernidad. Con poco más de 70.000 habitantes, A Coruña despuntaba en una región gallega donde el éxodo rural estaba aún por concretarse.
En este contexto se emprendió la transformación energética de la capital provincial. El fluido, que en las primeras décadas era aún ajeno a la inmensa mayoría de las residencias particulares pero razonablemente musculoso en fábricas, edificios públicos y calles del centro, lo suministraba Cooperativa Eléctrica Coruñesa. Esta, a su vez, era abastecida por la Electra Coruñesa. El modelo de generación era fundamentalmente hidráulico. Y era también un dolor constante de cabeza.
Si se le relatara a un peatón aleatorio de aquel entonces el episodio analógico que se vivió este lunes, es seguro que no movería ni la sombra de las pestañas. Y es que, coincidiendo con la Primera Guerra Mundial, los coruñeses sufrieron un lustro largo de apagones generales intermitentes. Los motivos fueron variados. Tanto, que visto con la perspectiva del tiempo parece todo una broma de mal gusto. El primer colapso se produjo en la noche del 23 de septiembre de 1914.
«Ayer estuvieron a oscuras las calles de La Coruña desde que anocheció hasta la madrugada. Es la primera vez que ocurre desde que el progreso nos proporcionó primero el petróleo, luego la luz de gas y más tarde la eléctrica», relataba La Voz de Galicia. «Lo originó, según versión oficial, un barco velero con dos altos mástiles que navegaba por la ría de Betanzos. Al llegar cerca del Pasaje del Pedrido, tocó uno de los palos con el cable o los cables que desde la Capela, en los márgenes del río Eume, conducen energía eléctrica a La Coruña». Primer varapalo. Primero de muchísimos. No sabían aún los ciudadanos que lo que se les venía encima iba a dejar este incidente en una crisis de juguete.
El suceso fue el pistoletazo de salida de un tortuoso historial de fallos generales, casi todos originados por insuficiencias de las maquinarias de la Electra y la Cooperativa. Como muestra, un titular. 10 de marzo de 1916: «El escándalo del alumbrado. La Coruña a oscuras». Y se ahondaba con entendibles exasperaciones: «Una población de 70.000 vecinos envuelta en tinieblas, como si fuese una aldea, sin disponer de esenciales elementos para atenuar el daño, es lo más lamentable que puede darse».
La Voz de Galicia, 10 de marzo de 1916: «Una población de 70.000 vecinos envuelta en tinieblas es lo más lamentable que puede darse»
Se contaron por decenas estos años las jornadas a tientas. El más leve amago de tormenta sumía en la negrura a la mayor parte de los barrios. Esta cabecera exigía una solución política, y se inclinaba por la opción de establecer un sistema de alimentación alternativo al hidráulico que paliara estragos en situaciones de urgencia. Las farolas compostelanas, por ejemplo, eran de abastecimiento mixto y, en caso de frenazo repentino de la corriente, podían funcionar también con petróleo.
En 1920 hubo otra pérdida de lumbre por razones llamativas. Una huelga general era secundada por la plantilla de la Electra al completo, lo que paralizaba durante unas horas el flujo y obligaba a recurrir al estamento marcial. Fueron los chicos de la Armada, traídos desde Ferrol, los que tuvieron que afanarse improvisadamente en hacer funcionar las máquinas durante la jornada. Así que no. No es esta tierra extraña a las bombillas que se mueren. Hubo un tiempo, ya olvidado, de veleros siniestrados y turbinas chirriantes.