De revisar los tributos de Inditex a retratar con su cámara países de telediario

Toni Silva ARTEIXO / LA VOZ

A CORUÑA

Atr

Jorge Paz, funcionario del Concello de Arteixo, expone en A Coruña sus fotos tomadas en países como Etiopía o Siria

24 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La vida de Jorge Paz es un puro contraste. O mejor, podríamos decir incluso que tiene dos vidas. Este funcionario del Concello de Arteixo es el responsable de la Inspección de Tributos. «Busco el dinero debajo de las piedras, especialmente en las empresas», dice. Así, sobre su mesa están los números de Inditex, de la refinería y de otras muchas compañías importantes con sede en este municipio.

Pero cuando el calendario marca su mes de vacaciones acude solo a países poco recomendados en las agencias de viajes armado con su cámara y su deseo de llenarse de culturas muy diferentes. «El trabajo me llena los bolsillos, pero lo de viajar es lo que llevo en el alma», comenta este vecino de A Coruña, nacido hace 65 años en una pequeña parroquia de Cabanas muy próxima a las Fragas do Eume, y afincado a Perlío (Fene) durante muchos años.

En el Café de Macondo

Desde este viernes y durante las dos próximas semanas (hasta el 12 de junio) exhibe una parte de sus fotografías tomadas por África y Asia en el céntrico Café de Macondo en A Coruña.

Su primer viaje, hace ya décadas, fue a Siria y Jordania, además de Palestina, una estancia de 35 días en rincones que nada tienen que ver con el lamentable panorama que hoy nos transmiten los medios de comunicación. «En 1993 Siria era un paraíso, la gente, maravillosa. Disfruté de lugares como Palmira o Alepo, que eran una delicia. Pero todo se lo llevó por delante el Frente Islámico... Tengo una foto de dos niños sirios tomada en Palmira y muchas veces me pregunto qué habrá sido de ellos, porque en Palmira ha habido muchísimas ejecuciones», relata.

En Marruecos ha ido con la asiduidad con la que otros bajan al Algarve. También disparó con su cámara retratos y paisajes de Tailandia, Camboya, Vietnam o Laos. Otro de los países que lleva dentro con especial cariño es Irán. Critica que «los occidentales están muy contaminados por los medios de comunicación, según mi experiencia propia es un país acogedor, pero no todo el mundo lo comparte. Mis amigos me decían que igual me iban a detener o cosas peores, pero yo he tenido una experiencia muy diferente».

En la exposición habrá fotografías de Rumanía tomadas justo al año siguiente de la muerte del dictador Ceaucescu, y también de Etiopía. Aquí vivió un pequeño aprieto. «Me robaron el móvil, sé que eso te puede pasar en cualquier sitio, pero cuando te encuentras lejos de casa y en un lugar sin teléfonos públicos es muy fastidioso». Así que pidió a varios desconocidos que le dejasen su móvil («la mayoría son de prepago y yo les abonaba una cantidad») para llamar a España y resolver el problema.

Pero aún tuvo una experiencia peor al llegar a Adís Abeba, la capital. «Nunca había estado en un lugar tan alto. Según llegué a la habitación miré por la ventana y sentí pánico por salir a la calle, era algo interno, mi corazón iba a mil. Comí algo para probar si mejoraba, pero seguía igual. No tenía identificado el pánico con nada, pero luego descubrí que era mal de altura. Horas después salí a la calle con normalidad. Pasé 33 días en aquel país», narra Jorge Paz.

Se puede decir que su vida peligró camino del Kurdistán iraní, adonde llegó en un bus a las cinco de la madrugada. Le faltaba un trecho para llegar a su pueblo de destino y lo invitaron a subirse en un taxi colectivo. «Me eché a dormir y al poco alguien me despierta con el brazo: ‘‘Problem, problem, taxi driver sleeping''. Abro los ojos y veo que el taxista iba durmiendo y el coche a toda velocidad. Le grité en español: «¡Despierta, joder!». Bajó la ventanilla para airearse, pero hacía tanto frío que la tuvo que subir de nuevo y otra vez volvió a dormirse. Pero llegamos enteros», dice Jorge.

El Kurdistán, como en casa

«El lugar más extraño donde estuve es la depresión del Danakil, en Etiopía, a más de cien metros bajo el nivel del mar, con un volcán al lado, inmensos colores... quizá sea uno de los lugares más calurosos del planeta. Tiene un volcán al lado que lo convierte en un entorno muy llamativo. Otro lugar especial es el Kurdistán, por las montañas, las viviendas, la gente, allí me sentí en casa, podía estar el tiempo que fuera que seguiría bien», reflexiona Jorge, que a partir de febrero o marzo tendrá todo el tiempo disponible para volver al Kurdistán o descubrir nuevos destinos sin necesidad de mirar la fecha de regreso. «Me jubilo el próximo año y mi cabeza ya le anda dando vueltas a Costa de Marfil, Benín, Togo...».