Las secuelas del incendio en el edificio okupa de la Barrera, en A Coruña: negocios cerrados y pisos vacíos

A CORUÑA

Vecinos de los inmuebles colindantes no durmieron en sus casas por el humo, el hollín y el miedo a que se reactivase el fuego
11 jun 2025 . Actualizado a las 19:55 h.La calle de la Barrera amaneció ayer silenciosa y con un fuerte olor a madera quemada. El incendio que asoló el edificio okupado en el número 30 la noche anterior fue devastador, también para el vecindario y para el sector hostelero de esta zona de A Coruña. De hecho, a primera hora, los que se decidían a dar su opinión lo hacían con cara de circunstancia: «Esto pasó porque tenía que pasar. Lo veíamos venir», comentaba Susana Dopazo, gerente del local de comidas preparadas A Cociniña.
Luis, responsable de otro negocio, ahondaba en la herida: «El local del bajo llevaba cerrado desde la pandemia. Tuvieron muchísimos problemas con los okupas del edificio: les pinchaban la luz, el agua, rompían las tuberías, entraban en el bar por un tragaluz... El dueño estaba harto». Recordaba también que el pequeño patio interior que comunicaba el edificio arrasado por las llamas con el adyacente que da al número 29 de San Nicolás «estaba siempre lleno de basura porque los okupas la tiraban por la ventana. Y eso quizás hizo de acelerante de las llamas», especulaba.
Cierre de negocios
Al margen de las consecuencias evidentes del incendio, puesto que el edificio okupado está completamente destrozado y es irrecuperable, comienzan a conocerse otros daños colaterales del suceso. Así, el martes por la tarde ya no pudieron abrir al menos cuatro negocios de la zona y otros lo hicieron a medio gas: «No hay hollín en el bar, pero todo está impregnado de un olor tan intenso que es necesario airear. Y ya me planteo cambiar todos los filtros del sistema de ventilación. Hemos tenido un San Juan adelantado», comentaba con resignación un hostelero.

Y Adolfo Seijas, responsable de la tienda Don Adolfo, especializada en la venta de productos CBD, está seguro de que tendrá que cerrar de forma definitiva la tienda física, situada en el 29 de San Nicolás, que el miércoles por la mañana fue precintado por la Policía Local. «Se cayó el tejado del cuarto piso, y el baño del cuarto cayó sobre el del tercero. Todos los pisos están inundados y yo no sé cuándo podría reabrir. De hecho, creo que solo voy a seguir con la venta online. ¿Qué seguridad te daría a ti trabajar en un edificio en estas condiciones?», explica este autónomo. Critica que nadie del Ayuntamiento se haya puesto en contacto con él y que, cuando llama, le remitan a Urbanismo.
El edificio del número 27 de la calle San Nicolás también está en una situación deplorable. Rehabilitado recientemente como alojamiento turístico, los cuatro pisos están inundados, especialmente el cuarto. «Está casi inservible. Incluso los colchones están empapados», indican vecinos, quienes confirmaron que la propietaria tuvo que buscar alojamiento alternativo para sus clientes y cancelar todas las reservas que ya tenía cerradas.

El local de comida preparada de ese mismo edificio sí pudo abrir, pero con desconfianza: «Mi temor es que se inunde también nuestro local, porque todavía caen las escorrentías del agua que echaron los bomberos. Por suerte, el fuego no afectó a la salida de humos de mi negocio», indica su responsable, Susana Dopazo.
A la espera de los seguros
La mayoría de los vecinos de los edificios colindantes al número 30 no pudieron dormir en sus casas por el humo y el hollín en suspensión, el olor y el miedo. Carmen Oreiro, que vive en el número 32, sí lo hizo y relata una noche complicada: «Nos quedamos, pero con mucha intranquilidad porque oíamos ruidos y pensábamos que volvía otra vez el fuego». Esta mujer explica que el agua llegó a todos los pisos y el hollín se coló por todas las rendijas. «No he limpiado nada a la espera de que vengan los del seguro», añade.
Solo uno de los afectados pidió al un alojamiento alternativo
La alcaldesa, Inés Rey, confirmó que la policía científica inició ayer la investigación del incendio y que, por el momento, «no tenemos informes definitivos». Explicó que ahora que los técnicos pueden acceder al inmueble se podrán determinar las medidas necesarias en los inmuebles más afectados. «En el resto se dan las condiciones (de habitabilidad) y los vecinos ya volvieron», añadió. Dijo que todos los vecinos fueron atendidos por los servicios sociales y que el Semus acudió la noche del incendio a la zona para una primera asistencia. «Se contactó con todos», insistió.
Desde el gobierno local precisaron que se ofreció un alojamiento alternativo a las personas desalojadas, pero que solo una hizo uso de esta ayuda ya que el resto se reubicó por su cuenta.
Unos 150.000 litros de agua
Los bomberos de A Coruña regresaron ayer por la mañana a la calle de la Barrera para dar por extinguido el incendio y realizar una última inspección en el inmueble y en las construcciones colindantes. El sargento de guardia confirmó que se realizaron comprobaciones de elementos estructurales comprometidos, especialmente medianeras y vigas conectadas con otras edificaciones. «No se aprecian puntos calientes ni reigniciones y el edificio mantiene la misma estabilidad que presentaba tras la extinción del fuego. Los edificios contiguos, incluidos los de la calle San Nicolás, tampoco presentan daños añadidos», indicó. Los contraincendios desplazaron al lugar para esta intervención un total de siete unidades y 43 bomberos y se usaron unos 150.000 litros de agua.
A partir de ahora, la gestión del inmueble queda en manos de los técnicos municipales, que deberán valorar la seguridad estructural y la posible ocupación de las viviendas y locales afectados.