Óscar Rosende, de Great Straits: «Lo que vamos a hacer, tocar temas de Dire Straits con una orquesta sinfónica, no se hizo nunca antes»

A CORUÑA

El grupo tributo ofrecerá un concierto con la Orquesta Sinfónica de Galicia este sábado en el Palacio de la Ópera de A Coruña
20 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Óscar Rosende usó su talento musical para llevar su devoción por Dire Straits a escalones intransitados. Ha pisado decenas de escenarios dentro y fuera de Galicia con su banda tributo, Great Straits.
Decía el periodista de esta casa Fernando Molezún que Rosende toca los temas con tanta pasión que a veces uno se olvida de que el que está sobre las tablas no es Mark Knopfler. Se pasea por los acordes del repertorio guitarrero de esta agrupación histórica como por el salón de su casa. Ni Romeo ni Julieta ni los sultanes del swing tienen secretos para él y sus asociados. Aunque acaso sería más acertado llamarlos sus «brothers in arms».
Este sábado, en el Palacio de la Ópera de A Coruña, se hará un experimento que no tiene precedentes históricos. Los Great Straits, aupados por el trabajo incansable de un arreglista indudablemente afanoso, interpretarán los temas más emblemáticos del sexteto británico con ni más ni menos que la Orquesta Sinfónica de Galicia. «Lo que vamos a hacer el sábado ha superado, pero con creces, lo que yo jamás imaginé. Pero con creces. Vamos a tocar ciertas canciones que nunca en la historia se tocaron así. Los temas de Dire Straits interpretados con una orquesta sinfónica», dice un satisfecho Rosende que acaba de salir de tener su primer ensayo.
Exhorta, por lo tanto, a todo amante de estos iconos del rock ochentero a dejarse caer por el patio de butacas. A pesar de ser pura innovación, las esencias, prometen, se mantendrán intactas. Hasta los más puristas guardianes del legado guitarrero saldrán con una sonrisa de oreja a oreja. «Que nadie tenga miedo de que va a perderse la esencia. Yo soy un auténtico friki de Dire Straits. Ya de entrada, cuando nos reuníamos Adrián Saavedra, el arreglista, y yo, teníamos claro qué cosas tenían que estar y qué cosas no se pueden modificar ni rearmonizar. La canción tiene que seguir siendo la canción, tiene que tener su letra y sus pasajes instrumentales, las cosas que la hicieron famosa y hacen que esté en la cabeza de toda la gente, de un montón de generaciones», argumenta.
El secreto del éxito de Dire Straits está probablemente en esa línea. En la atemporalidad. Abuelos, padres e hijos pueden ser sorprendidos en casi cualquier lugar del mundo canturreando despreocupadamente algún pasaje de, por ejemplo, Walk of life. «Este tipo de producciones tienen un trabajo logístico enorme detrás. Solo nosotros en la banda ya somos nueve, que no es precisamente poco. Pero es que en esta ocasión hay que sumar a todos los músicos de la OSG. En total, vamos a ser unas 60 personas tocando».
Una hora y media de homenaje y reimaginación. Una cápsula del tiempo a aquella época en la que las estrellas del rock and roll —o rockanrolestárs, como se llaman aquí— llevaban melenas imposiblemente enmarañadas y pantalones de campana. Para volver sobre todo aquello, tienen los melómanos una cita en el Palacio de la Ópera a las 20.00 horas. Todo sea por invocar a Lady Writer.