El número de radares en la provincia de A Coruña aumentó un 13,5 % en lo que va del 2025

A CORUÑA

El incremento responde a una tendencia a nivel nacional y autonómico
30 jun 2025 . Actualizado a las 14:12 h.Según la última actualización de datos de la DGT, en la provincia de A Coruña han muerto 18 personas en las carreteras en lo que va de año. Es un fallecimiento más de lo registrado el año pasado por estas fechas. Es una problemática persistente, pero también evitable. Hacen falta dos cosas. Por un lado, voluntad de los usuarios, que deben hacerse conscientes de que nadie está exento de la llamada de la muerte al volante. Por el otro, voluntad de las instituciones para crear un marco regulador que realmente sirva para disuadir de las malas prácticas y salvar vidas.
Aunque no exista fórmula mágica, sí hay medidas efectivas que hacen que uno ponga todos sus ojos en el camino y coja con más fuerza el volante. Por ejemplo, los radares. Fastidiosos cuando llega la multa, pero inestimables en la tarea de reprender a los que sacan los pies de tiesto y pisan el acelerador más de la cuenta.
A Coruña es la undécima provincia con más radares, con un total de 89. Esto incluye cuatro tipos. 50 son radares fijos; 16 son de semáforo; hay 17 de cinturón y móvil y 6 son radares de tramo. Esta es la flota que fiscaliza el asfalto y reprende a los díscolos velocistas. Es, con pronunciada diferencia, el territorio con más radares de toda Galicia, que es, a su vez, la sexta comunidad con más cinemómetros. En un distante segundo puesto está Pontevedra, con 59 radares incluyendo los cuatro ramos. Después Ourense, con 35 y cierra Lugo con 30.
Al contrario de lo que pudiera pensarse, no son las autopistas los terrenos con más vigilantes mecánicos. Aunque mucho más transitadas, estos entornos cuentan también con una infraestructura que las hace más seguras. El peligro mayor, y por tanto el que con más celo es vigilado, está en las carreteras secundarias, que a menudo ofrecen unas condiciones que propician los accidentes por la mala visibilidad o por el mal estado del camino.
También los entornos urbanos son lugares plagados de radares, por entrar en estos ámbitos cuestiones adyacentes como la seguridad de los peatones, que hace aún más crítica la necesidad de mantener el control sobre las prácticas de los conductores.
Por todo esto, la tendencia en toda España es a aumentar año a año el número total de radares activos. En la provincia de A Coruña, concretamente, el incremento se cifra en un 13,5 % respecto al 2023 (2024 es el último año del que se tienen datos definitivos). Está un poco por debajo, aunque no con una diferencia muy significativa, de la media nacional, con la instalación del 15,44 % más de radares.
Los sistemas de asistencia a la conducción, una herramienta legal para advertir
Algunos conductores tratan de eludir la responsabilidad de sus acciones en la carretera comprando inhibidores de radares, aparatos que son ilegales en España por obstruir el correcto funcionamiento del sistema de control estatal de las zonas de tránsito con presencia de la automoción.
Lo que sí es legal, no obstante, son los aparatos que previenen, antes de pasar por una zona, de la presencia de radares fijos. En Santiago tiene su sede, por ejemplo, la empresa Coyote, firmante de uno de estos sistemas de asistencia a la conducción que es utilizado en varios países de Europa y que se presenta no como una forma de esquivar la responsabilidad de la mala conducción sino como un apoyo. Un recordatorio permanente a la persona al frente del volante de que existen controles que registran su actividad en casi todas las esquinas.
Gregoire Destre: «Observamos un aumento importante en el número de máquinas de control en toda España año tras año»
Gregoire Destre es el Country Manager de la empresa Coyote, afincada en Santiago. Son los responsables del estudio que ha contabilizado los radares provincia a provincia en el último año. A Coruña se sitúa en el undécimo lugar del ránking. «En la provincia de A Coruña se pasó de 77 a 89 radares en el 2025. Es un aumento de una docena, lo que supone un 13,5 %. Radares fijos se añadieron cuatro, igual que en radares de semáforo», explica.
España está siguiendo una trayectoria muy claramente reconocible. Es la del aumento en el control de las carreteras para tratar de hacer más seguros los caminos. Esta tendencia tiene, claro, su traducción en Galicia y en la provincia de A Coruña. «En general, observamos un aumento importante en el número de máquinas de control de velocidad año a año en toda España. La media nacional es de 15,44 %. En Galicia es de 14,44 %. Es decir, no es de las comunidades que más crece. En el caso de A Coruña, con el 13,5 % está todavía un poco más abajo. Pero sigue siendo un aumento importante, porque en el período anterior la subida había sido de entorno al 4 %».
Aunque puede ser fastidioso el momento de recibir una multa por exceso de velocidad, la colocación de radares no responde a un capricho de las Administraciones. Es una necesidad y una forma de disuasión. Más cuando las cifras de muertos en carretera siguen siendo tan elevadas. «Entendemos que la colocación de más radares responde a una necesidad de disminuir la mortalidad en la carretera. En el 2024 todavía hubo 1.154 muertos, con lo cual es lógico que se busquen medidas para rebajar esta tasa y que tienda a una cifra lo más cercano posible al cero».
Hay que distinguir entre los sistemas ilegales que tratan de entorpecer el funcionamiento de los radares y los de acompañamiento a la conducción. Estos últimos están incorporados al sistema de alertas de la DGT y únicamente avisa con cierta antelación de la presencia de radares para que el conductor modere su velocidad en caso de que se esté excediendo. «Nosotros hacemos un aparato que tiene como objetivo acompañar al conductor y ayudarlo. No es algo para evitar los radares, es para hacerle consciente de que existen. La tecnología, como todo, puede usarse para el bien o puede usarse para el mal. Nosotros creemos en hacer un buen uso, con un producto que te ayude a evitar percances, porque cuando estamos al volante todos nos podemos despistar. Es como un copiloto».
Destre confirma la idea de que los entornos más necesitados de radares son los urbanos, seguidos de las carreteras secundarias. «España cuenta con 3.395 radares. El 47 % están en entornos urbanos, el 34 % en carreteras secundarias y el 18 % en autopistas. Es en carreteras secundarias donde se producen más accidentes graves, y lo lógico es que el peso de los radares esté en las zonas conflictivas. Las autopistas, en realidad, son los entornos más seguros, así que veo coherente la distribución actual».