
Oleiros puso sobre la mesa esta semana la necesidad de crear un transporte entre el área coruñesa y la UDC
12 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Un vecino de Oleiros que tenga hijos estudiando en la Universidade da Coruña (UDC) está condenado a ejercer de taxista casi a diario. Ya no digamos si vive más lejos; pongamos en Bergondo, donde el número de buses baja considerablemente.
Es la consecuencia de tener un transporte público en el área metropolitana insuficiente y mal planteado. En primer lugar, el estudiante de la comarca tiene que viajar hasta la estación de autobuses de Coruña en la mayor parte de los casos y coger después otro vehículo hasta la UDC, porque muchas líneas entran en la ciudad por la avenida de A Pasaxe, y no por Alfonso Molina, donde sí hay paradas relativamente cerca de las facultades. La pérdida de tiempo es inmensa.
En segundo lugar, las frecuencias, insuficientes para muchos municipios de nuestra comarca, no permiten programar el desplazamiento para llegar puntualmente. Ni a la ida ni a la vuelta. Es pura lotería.
Esta semana, el alcalde de Oleiros ha puesto el dedo en la llaga sobre este problema, y con razón, porque afecta a miles de estudiantes y, en consecuencia, a miles de familias del área coruñesa, donde son los padres los que tienen que hacer equilibrios para llevar a sus hijos a clase.
García Seoane plantea la creación de un servicio directo entre Perillo y los campus. Eso aliviaría el problema, pero entiendo que el asunto de la UDC es solo la punta del iceberg de nuestro déficit metropolitano en transporte, que requiere una transformación profunda. Necesitamos un planteamiento global que aumente exponencialmente las frecuencias en los concellos para que el bus sea una alternativa real para ir a estudiar o para ir a trabajar, pues eso sí que eliminaría tráfico de la ciudad.