Un hombre de 30 años con un tatuaje en el cuello mantiene en vilo a las farmacias de A Coruña
A CORUÑA
Varios boticarios han denunciado hurtos a manos de este individuo al que siguen la pista a diario mediante una «app» interna del sector
01 oct 2025 . Actualizado a las 09:16 h.La Policía Nacional se acercó la semana pasada hasta la Farmacia Ángela García Bourrellier, situada en la avenida de Oza 27, cerca del parque Europa de A Coruña, para preguntar por la descripción de un hombre que entró en el negocio y se llevó varios artículos del mueble de exposición de la entrada. «No fue un atraco, fue un hurto de un chico que está yendo a farmacias de toda la ciudad», indica una de las empleadas.
Esa misma persona acababa de actuar en otro establecimiento próximo, la Farmacia Oliver, en la misma avenida.«Ha entrado varias veces y se ha llevado alguna cosa. Es el mismo hombre», expone María Oliver, responsable del negocio situado en Os Castros. En su caso, señala que no interpuso denuncia. «Entra, coge algo y se va, entonces por un producto de 10 euros no me compensa perder un día de trabajo. Si el procedimiento fuese más ágil, sí denunciaría, pero al final pasas toda la mañana en el cuartel con el trámite», lamenta la farmacéutica.
Varias denuncias contra él
El individuo es de sobra conocido en las farmacias coruñesas, que se avisan mediante una app móvil. «Tenemos una plataforma interna del sector y hay mensajes sobre la actividad de este chico casi todos los días. Coincide la descripción, porque es una persona que va casi siempre en sudadera y tiene un tatuaje en el cuello», expone Oliver, que dice que no es violento. «Por suerte nunca he sufrido un robo en el que me haya sentido amenazada, son hurtos al descuido».
Entre las últimas boticas que este caco ha visitado está la Farmacia Miguélez, en la calle Francisco Catoira. «Estuvo hace media hora, pero no se llevó nada», apuntó este martes, poco antes de las 11.30 horas su responsable, María. De acuerdo con la farmacéutica, el hombre acude con frecuencia a su despacho. «Sabemos quién es porque tiene un tatuaje en el cuello y somos conocedores de que ha robado en otras boticas, parece que le gusta este sector», dice María, que añade: «Tiene unos 30 años y mide sobre 1,70. Aquí viene con la excusa de que un día se dejó una bolsa con un chándal, entonces ya le decimos que no y se va».
Entre las farmacias que han denunciado su actividad está la de Paula Briones Amor, en la avenida de Arteixo. «Estuvo hace 15 días, pero ya había venido antes y lo denunciamos», expone Paula Briones. «Entra, coge lo que puede y se va. Al principio se cortaba, le decíamos que por favor se marchase y lo hacía, pero ahora ya no. Tenemos miedo de que vuelva y de que en algún momento pueda ir a más y nos pida el dinero de la caja», relata.
Entre las cosas que el caco se lleva de las boticas hay cremas. Fuera del mostrador no tenemos medicamentos, entonces coge lo que puede, suponemos que para revenderlo, pero ni idea de dónde», dice Briones. En el caso de la Farmacia Oliver, además de productos de dermocosmética, se llevó otros de dietética, «como vitaminas y complementos alimenticios», apuntan
Posibles reventas
Otro de los negocios que han denunciado un hurto a manos de este individuo es la Farmacia Tedín. «Entró en la tienda de la plaza de Lugo hace unas dos semanas y se llevó varias cosas, por lo que denunciamos», explican.
El caco ya ha sido identificado por los agentes y podría ser juzgado por reincidente
El caco treintañero que tiene en vilo a las farmacias coruñesas actúa consciente de que sus hurtos no tendrán consecuencias inmediatas. De acuerdo con fuentes policiales, como el valor económico de los productos que se lleva de las tiendas no excede de 400 euros (cantidad mínima para que sean considerados hurtos agravados), su actuación no está calificada como delito, sino que de acuerdo con el Código Penal se trata de una falta, lo que se traduce en sanciones de uno a tres meses. En el caso de que el importe de lo extraído por este varón superase esa cantidad, sí se trataría un delito por hurto agravado, lo que sí podría llevar una pena de cárcel de entre 6 y 18 meses, e incluso de hasta 2 años si hubiese agravantes.
Gracias a las denuncias interpuestas en la Policía Nacional, los agentes han podido identificar al varón, cuya actividad ha quedado constatada. Debido a que su actividad es reincidente, se han abierto las correspondientes diligencias en el juzgado.
Los responsables de las farmacias explican que el varón que entra a hurtar en sus negocios es un hombre de unos 30 años que viste de chándal. Tiene un tatuaje en el cuello y mide sobre 1,70 metros.