Slobodeniouk: un paso en firme

Hugo Álvarez Domínguez CRÍTICA MUSICAL

A CORUÑA

El director Dima Slobodeniouk en una imagen de archivo.
El director Dima Slobodeniouk en una imagen de archivo. CESAR QUIAN

El director regresó a la OSG, a la que dirigió durante diez años, y mostró lo beneficioso que es trabajar con un líder que conozca sus fortalezas y debilidades

21 oct 2025 . Actualizado a las 20:30 h.

Año y medio tardó Dima Slobodeniouk en volver a la Sinfónica de Galicia, de la que fue titular entre el 2013 y el 2023. En este tiempo, no ha necesitado una nueva titularidad para labrarse una carrera como batuta invitada de algunas de las mejores orquestas del mundo. En programa, la Cuarta y la Séptima de Beethoven (que Slobodeniouk ya dirigió a la orquesta gallega en el 2017, emparejadas de forma idéntica). El concierto mostró lo beneficioso que es para la OSG trabajar con un líder que conozca sus fortalezas y debilidades.

El Beethoven de Slobodeniouk es ordenado, a medio camino entre enfoques románticos y tendencias historicistas. La apuesta por una plantilla pequeña para la Cuarta (escuchamos una reducción hace un par de semanas) era un riesgo en un recinto del tamaño del Palacio de la Ópera. Faltó algo de carne en el sonido, pero el ruso mantuvo a raya pulso y tensión (modélico paso del Adagio inicial al allegro vivace en el primer movimiento) con una cuerda afilada (brillante allegro ma non troppo final) y una madera de sonido redondo que aprovechó para cantar sus frases con juguetona delicadeza.

La Séptima se escuchó mucho aquí últimamente (en el 2022 la dirigió Juanjo Mena a la OSG y la RFG la tocó en su visita hace unos meses). Con mayor plantilla, Slobodeniouk cuajó una versión de fuste, marcada por la enérgica transición inicial (tempi briosos) y control gradual de la tensión. Si al allegretto le faltó dimensión trágica, en los dos últimos movimientos se vio de qué es capaz la OSG. El Presto, lleno de empuje, colocó cada plano y cada inflexión en equilibrio; y en el allegro con brío la cuerda voló trepidante en una lectura que extremó el juego dinámico. Además, esta Séptima creció en sonoridad respecto a la Cuarta. Se notó el trabajo del director, que ayudó a que la orquesta a dar su mayor potencial.

Si esta temporada de trinchera trae programas con plantillas más pequeñas es bueno tener batutas que saben cómo trabajar con lo que tienen enfrente. Con Slobodeniouk, la noche fue un paso adelante en firme.