Esos niños gritando a Bebeto

Javier Becerra
Javier Becerra CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

Bebeto, durante el encendido de las luces de Navidad de A Coruña
Bebeto, durante el encendido de las luces de Navidad de A Coruña CESAR QUIAN

El brasileño regresó a A Coruña para darse un baño de cariño con unos infantes que no habían nacido cuando él protagonizó la remontada histórica al Real Madrid o marcó su gol legendario al Español

05 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando el Dépor se asiente en Primera División —algo que llegará más pronto que tarde—, la ciudad mirará atrás a esa época negra en la que el club tocó fondo en Segunda B y sintió que habitaba en un pozo del que parecía imposible salir. Seguramente recordará muchas cosas. Que la afición respondía a un partido contra el Tarazona con la misma ilusión y respeto que contra el Barcelona. Que, pese a los puñetazos de Albacete y Castellón —¡ay, qué dolor!— nadie tiró la toalla. Que, por muchos cambios y salidas inexplicables que hubiese, la gente seguía ahí. Pero, sobre todo, recordará algo constante en las calles coruñesas: niños con la camiseta del equipo de su ciudad, alimentando un sentimiento de pertenencia incondicional. Así es el amor.

Muchos de esos niños recibieron hace unos días a Bebeto, que regresó para darse un baño de cariño con unos infantes que no habían nacido cuando él protagonizó la remontada histórica al Real Madrid o marcó su gol legendario al Español. No estaban allí, pero conocen esas historias porque sus padres se las enseñaron en YouTube, igual que aquel tanto increíble de Djalminha contra el Celta y otros. Saben perfectamente de lo que hablan y lo que sienten. Por eso recibieron al brasileño con gritos e histeria, arrancando lágrimas, del futbolista y de muchos adultos que no pueden sentir más que orgullo por lo que este club y esta ciudad han conseguido: honrar a los héroes pasados, empujar a los actuales y estar ahí, siempre. En Primera, en Segunda y en Tercera. Porque, insistimos, el amor es así.

Llegará el día en que estemos en lo más alto de nuevo y esos niños que llevan camisetas de Yeremay y Mella serán adultos. Entonces habrá que decirles que gracias a ellos este club es lo que es. El mejor del mundo. Claro que sí.