Bodega Martirio: desayunos de los de toda la vida inspirados en el Mediterráneo

Patricia García Lema
Patricia García A CORUÑA

A LA ÚLTIMA

ALBA IGLESIAS

Toño y Carmen recuperan la esencia del bar de toda la vida, «ese que está abierto todos los días», para poner de moda el desayuno salado: con tortilla, embutidos y bikinis

15 jul 2023 . Actualizado a las 23:56 h.

Las mesas de mármol blancas y el suelo casi sin acabar nos traen de vuelta a los bares de siempre, esos en los que la máquina del café se encendía a primera hora de la mañana y que siempre era fácil encontrar la puerta abierta cualquier día de la semana. Con el fin de traer de vuelta lo antiguo, pero adaptado a la vida actual, Toño y Carmen, que hace unos años revolucionaron el mundo de la cocina japonesa en A Coruña con su Monkee Ramen, abrieron Bodega Martirio, un bar como los de antes en el que quieren recuperar los «desayunos de toda la vida».

Situado en el número 8 de la calle Picos, en la esquina de la plaza dedicada al cineasta José Sellier, a Martirio se va a desayunar café con tortilla y cualquier plato salado que tenga como base el pan. «Nos inspiramos en los bares del Mediterráneo», explica Carmen. Ahí es donde destacan sus entrepanes, untados con tomate y aceite al estilo mediterráneo, y que se pueden acompañar de ibéricos o queso manchego. Otra de sus especialidades para empezar el día, que en bodega Martirio comienza a las nueve y media de la mañana, son los sándwiches: el clásico bikini, con lacón braseado y queso, o el bikini «como el de Amalia», con jamón ibérico queso brie y trufa. Para Carmen es una forma de potenciar que el Orzán se convierta en un lugar de referencia también por las mañanas.

Además de los desayunos, en su carta hay clásicos como las gildas o la ensaladilla. El local recuerda a una bodega clásica, pero «adaptada al estilo de vida actual». Hay paredes rosas y un toque de azul en las estanterías de la barra «que recuerdan a los ultramarinos». También de esas tiendas-bar de toda la vida traen de vuelta la nevera con los alimentos a la vista. Hay más detalles que recuerdan a los bares de siempre, como las cartas plastificadas o los platos con el nombre grabado. Y un detalle que hace especial y que recuerda a la artista Martirio, que da nombre al bar: el pequeño jarrón con el clavel rojo que preside cada una de las mesas.