






A este taller en la avenida de Rosalía de Castro se viene a trabajar el barro con las manos y buscar un lugar de desconexión. Verónica es la encargada de introducir a todo el que quiera en este mundo que engancha
04 oct 2025 . Actualizado a las 22:52 h.Barbotina es la mezcla de arcilla y agua que se usa en cerámica como una especie de pegamento para unir las piezas. También el nombre con el que arrancó esta semana Casa Barbotina en Perillo, Oleiros, un estudio de cerámica en el número 166 de la avenida de Rosalía de Castro para aprender a moldear barro con las manos. En el local, las primeras alumnas escuchan atentamente a Verónica, que quiere, con este proyecto, trasladar a todo el mundo que se acerque por su estudio las posibilidades de la cerámica. «Es un espacio que invita a la calma, un lugar de paz, que es lo que ofrece y me inspira la cerámica» cuenta desde este local lleno de luz y en el que todo gira alrededor de una gran mesa de madera.

En Casa Barbotina arrancaron con clases regulares semanales para todas las personas que quieran adentrarse en este mundo y empezar a trabajar el barro desde cero. «Se va a ir poco a poco enseñando todas las técnicas básicas de moldeado de mesa, empezando desde la técnica de pellizco, que sirve para hacer cuenquitos, pasando a la técnica de la plancha, donde puedes hacer jarrones un poco más altos o incluso platos, o a cómo pintar las piezas», cuenta la impulsora de este proyecto. También tendrán talleres puntuales que se combinarán con otra actividad como cerámica y vino o cerámica y desayuno. Entre los que hay previstos para noviembre Vero destaca uno de cerámica y tarot. Para ella la cerámica fue una forma de «encontrar un momento de calma entre el estrés por el trabajo y a nivel personal. Necesitaba una pausa y me encontré con la cerámica de casualidad y fue un flechazo absoluto», recuerda. Se formó en distintos estudios de A Coruña, «también con un chico de Ferrol, en la escuela municipal de Oleiros y con una ceramista de Barcelona que me está enseñando nuevas técnicas». Quiere que Casa Barbotina sea ahora, también, «un lugar al que vengas y desconectes de tu día a día, de tu estrés. Un sitio en el que pases un buen rato con otras chicas con tu misma inquietud o tus mismas ganas de aprender. Un lugar para bajar revoluciones»