«Me entran fecales desde el Hortensia»

Toni Silva ARTEIXO / LA VOZ

ARTEIXO

Ángel Manso

Una vecina de Meicende sufre inundaciones dentro de su casa desde que se instaló el alcantarillado

05 ene 2020 . Actualizado a las 13:27 h.

Hay una palabra que resume esta historia de Arteixo pero, por decoro, y quizá por la posibilidad de que la lectura le pille desayunando, no será utilizada en este reportaje. La damnificada es Eva María Vázquez. Vive con su familia en una casa de As Eiras, ese núcleo de Meicende que ha saltado a los medios como foco de venta de drogas y que el Concello de Arteixo está reorganizando urbanísticamente tirando viejas ruinas y construyendo aceras.

Pero el problema de Eva es subterráneo. Cuando las lluvias se ponen cansinas en su casa se cuelan aguas fecales. Desde el sumidero del baño invaden el resto de la planta baja. Por eso las regletas de la luz están a la altura del televisor, no hay alfombras caras y, en general, el suelo está libre de objetos incompatibles con el agua. «Y huele, huele muchísimo a... bueno, ya me entiendes», dice Eva, evitando también la palabra.

Tampoco es imprescindible la lluvia para que inunde esta vivienda. Basta con que en las casas del entorno mantengan la incívica costumbre de tirar por el váter compresas, toallitas, preservativos y elementos varios. «En cuanto se atasca el tubo a la altura de mi casa ya tengo las fecales dentro», lamenta Eva, en cuya casa viven tres mujeres y una niña de 12 años. Todas las habitaciones se ubican en la planta de arriba. «No te imaginas lo que es bajar las escaleras por la mañana y ¡plas! pisar el agua, y vuelta a empezar, tienes que dedicar el día a limpiar y secar todo».

Existe un plan B para evitar que el agua sucia se cuele por el baño. Basta abrir la conexión que pasa por delante de su casa, como un túnel que finaliza ante su felpudo y llega a un sumidero situado junto a la puerta de su vecino. Pero a veces el agua acumulada lleva tanta fuerza que rebasa la alcantarilla y se cuela en el patio del vecino. Podría intuirse un conflicto entre ambos, pero todo lo contrario. Julio Nión, que así se llama el vecino, entiende el problema y asume con resignación que la pendiente le lleve de vez en cuando parte de las aguas residuales con todo lo que puedan arrastrar. «Un día mis nietos me llamaron porque había un globo en el patio,… y no era un globo», dice riendo.

Podría ponerse el punto y final aquí, señalando que Eva acaba de remitir sendos escritos de queja al Concello de Arteixo y a la Dirección Xeral de Saúde Pública, a la que recuerda «os graves problemas sanitarios que supoñen».

Más de tres decenios

Pero este caso encierra otra noticia dentro de sí: su extensión en el tiempo. Porque Eva lleva con este problema más de 30 años y cinco alcaldes. «Todo empezó con el huracán Hortensia, fue la primera vez que se me inundó», recuerda. Fue al poco de construirse la red de alcantarillado. También fue especialmente seria la inundación de 1996, y ahora en noviembre pasado, con los temporales y densas lluvias previas a la Navidad.

La situación de Eva es tan desesperante que en una ocasión su padre llegó a proponerle taladrar agujeros en el salón para que evacuara el agua de las inundaciones. «Nos pareció muy exagerado, pero a veces dan ganas de seguir su consejo», señala Eva.

El alcalde asegura que se suavizó el daño con unas obras en el 2015

Al actual alcalde, Carlos Calvelo, también le ha tocado lidiar con este problema de difícil solución. «En nuestro primer mandato (2011-2015) ya reparamos buena parte del alcantarillado y el problema, aunque no se solucionó completamente, se amortiguó bastante», relata el regidor. «Se dan dos circunstancias: por un lado, el alcantarillado de As Eiras se junta en ese punto con el alcantarillado de los colegios; y en segundo lugar, la casa de Eva está por debajo del nivel de la carretera, lo que lo complica aún más, pero podremos seguir estudiando medidas y, si por supuesto, se demuestra que hay un daño patrimonial a causa del Concello, se le indemnizará», apunta Calvelo.

 «Lonxe de solucionarse»

Precisamente a esas obras del primer mandato alude la damnificada en su último escrito. «Entón se nos explicou que esa actuación ía poñerlle solución a este problema que vimos sufrindo -reza el documento, presentado por registro en diciembre-; evidentemente a situación está lonxe de solucionarse tal e como demostra o acontecido o 4 de novembro, cunha inundación total».