Pablo Iglesias Núñez, hijo de Mercedes Núñez: «Cuando mi madre volvió del exilio, lo primero que hizo fue volver a Bergondo»

BERGONDO

Mercedes y él volvieron a España en 1966, cuando se les devolvió el pasaporte
01 feb 2025 . Actualizado a las 09:47 h.«Ella decía que, cuanto más la castigaban en el campo de concentración nazi de Ravensbrück, más fuerte se hacía». Así recuerda Pablo Iglesias Núñez a su madre Mercedes. Una mujer que parecía de hierro, pero que era de carne y hueso. La militancia comunista le costó todo. Primero, una estancia en la atroz cárcel de Las Ventas. Después, un triste exilio al otro lado de los Pirineos. Lo peor, no obstante, fue cuando, tras de años de padecimientos y persecución, la Gestapo la deportó a uno de sus infames centros de exterminio industrial. Podría uno pensar que de milagro no halló la muerte a Mercedes Núñez. Pero el milagro, en este caso, fue su inquebrantable fortaleza. Su aliento inagotable.
«Era muy optimista. Quería vivir porque quería contar después todo aquello que vivieron las víctimas del holocausto. Tenía la sensación de que, si no sobrevivían para recordar lo que había pasado, nadie se lo creería», explica su hijo.
Iglesias Núñez vive en Vigo desde 1966, cuando a él y a su madre se les devolvió, por fin, el pasaporte. Cualquiera que hable con él, sin embargo, distinguirá un deje en el acento inconfundiblemente francés. Es el sello del destierro que vivieron tantos. Nació en París porque le tocó. Porque allí arrinconó a sus padres el peso de la historia. Vivió en aquella ciudad, a la vez propia y ajena, hasta los 23 años. «Mi situación era muy particular, porque yo era refugiado político en Francia sin haber puesto nunca un pie en España. Cuando eres niño no te das cuenta. Pero cuando creces, sufres por ser alguien que no conoce sus propias raíces».
«Nací en París, así que yo era un exiliado español que nunca había puesto un solo pie en España»
Unas raíces que se hunden, profundas, en el concello de Bergondo, punto de arranque de su historia familiar. De ahí era el padre de su madre. Un respetado joyero que marchó a Barcelona en busca de oportunidades y prosperidad, como tantos entonces. Mercedes recordaba muy a menudo aquel pueblo en el que había pasado los veranos de infancia. En el que había descubierto la belleza gallega que, a pesar de la lejanía, ella misma llevaría siempre dentro. «Cuando pudo por fin regresar a España del exilio, lo primero que hizo fue ir a Bergondo para buscar la que había sido la casa de su abuela. Se la encontró en ruinas», rememora Iglesias con una mezcla de emociones tiernas y melancólicas —«Mi madre estaba muy marcada por esa abuela, mujer bergondesa de toda la vida»—.
Para expandir y apuntalar el recuerdo de esta mujer extraordinaria, la periodista Carme Vidal ha publicado el libro O triángulo Vermello (Pequena memoria, Xerais), que se presentó este viernes en la sede de la Asociación Cultural Alexandre Bóveda (ACAB). Un emotivo acto en el que el propio Pablo Iglesias Núñez acompañó a la escritora, ofreciendo testimonio del trayecto, turbulento y grandioso, que su madre tuvo que andar por no renunciar nunca a la utopía. A las ideas que la acompañaron en cada peldaño de la escalera.
«Cuando le preguntaban si todo aquello había merecido la pena, ella siempre decía que sí. Para sobrevivir y reunir fuerzas en el campo de concentración, unos buscaban la fe y se refugiaban en el rezo. Mi madre se aferraba a sus ideas políticas». En algún rincón de Bergondo, aún hay una parcela que cuenta en susurros la niña que fue. Antes del horror. Cuando la vida no estaba hecha de espinas.