
A raíz de una denuncia por maleza, un burgalés descubre que una parcela heredada en Caraña ha perdido 250 metros durante el último siglo
08 feb 2015 . Actualizado a las 17:49 h.Para Rafael Sedano, un ingeniero burgalés de 56 años, Betanzos es desde esta semana algo más que el lugar al que viajaba con su tía para ver el globo de papel. La muerte de esta hace un año le ha convertido en copropietario de una finca de mil metros en Caraña. Pero la parcela se ha convertido en un pequeño quebradero de cabeza cuando, hace unos días, llegó a su domicilio de Burgos una carta con el membrete de la Xunta. En ella se le decía, con lenguaje burocrático, que la finca está hecha unos zorros y el desmadre vegetal comenzaba a colarse en la parcela de la vecina, quien había denunciado la situación en el Concello de Betanzos a finales del 2014.
A Rafael Sedano se le pasó incluso por la cabeza viajar a Betanzos, imaginó que los mil metros eran una selva infranqueable, pero optó por llamar a la Xunta para conocer el verdadero alcance de aquella carta que le amenazaba con una sanción. Y por teléfono, todo sonó mucho más amable. «Es cierto que tuve que realizar numerosas llamadas para dar con el agente forestal responsable del informe, pero en todos lados me pusieron muchas facilidades», explica desde Burgos Rafael Sedano, quien se tranquilizó definitivamente cuando entabló conversación con el agente. «Fue muy amable, me dijo que la zona crítica es muy pequeña, que se puede hacer en media jornada», señala este burgalés también muy agradecido con un vecino de Betanzos, Francisco, al que llegó tras teclear unos números que tenía en los papeles de su tía. «Es muy gratificante comprobar que aún queda gente así, incluso Francisco se ofreció a facilitarme contactos de personas que pudieran limpiar mi finca». El 1 de febrero se cumplió un año de la muerte de su pariente. La carta de la Xunta le hizo rescatar los papeles brigantinos de su familia, entre los que descubrió unas escrituras de más de cien años. Constató entonces un dato muy curioso: «Las escrituras recogen que la finca tiene una superficie de 1.200 metros cuadrados, pero hoy solo tiene 948. Creo que entre los de arriba y los de abajo se la han ido comiendo?»