Las consecuencias de un incendio en Betanzos: «Tengo 10 trajes para una boda y ahora todos huelen a humo»
BETANZOS

Además del desalojo de un edificio, una humareda originada en un garaje causó daños en un negocio de Valdoncel
11 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando Sonia se despertó apenas tardó en identificar el olor a humo que se colaba en su piso, situado en la calle Valdoncel de Betanzos. Sacó a su hija del edificio y avisó al resto de los vecinos que, una vez fuera, comprobaron que la humareda salía del garaje del inmueble. Nerviosa, Sonia llamó a la Guardia Civil y en pocos minutos se plantaron ante su casa tres camiones de bomberos del parque de Betanzos y de Protección Civil, que atacaron el bajo.
En este episodio no pueden usarse las palabras fuego o incendio. Los bomberos solo vieron humo, pero fue imposible, tanto para ellos como para los investigadores de la Guardia Civil, determinar el foco en un bajo en el que no encontraron ni enchufes ni cajas de conexiones. «Removimos todo y no encontramos nada», señaló uno de los bomberos. El coche del garaje estaba en perfecto estado. Así que la Guardia Civil ha cerrado el caso calificándolo de «fortuito», a la espera de que los peritos de los seguros den con algún hilo del que tirar.
Así que, recapitulando, el incendio que no se puede llamar incendio no dejó daños personales, salvo alguna garganta tocada por el humo, como la de la propia Sonia, quien relató a sus vecinas que «cuando iba por las escaleras se veía menos que en la niebla de Londres». El garaje y el portal están unidos por una puerta bajo cuya ranura también se colaba el humo. Así que Sonia, muy activa desde que se puso en alerta, colocó varios periódicos para minimizar el avance del humo.

Una vez que todo se fue despejando y sus vecinas estaban a salvo, entonces sí, entonces Sonia Villar se acordó de su tienda, ubicada justo encima del garaje. «Mañana (por este viernes) tengo que entregar diez trajes para una boda y ahora todos huelen a humo», lamentó la dueña de esta tienda de regalos personalizados y servicio de planchado y puesta a punto de ropa. En cuanto los bomberos le dieron permiso, la propietaria entró rápidamente a abrir las ventanas en un local en el que el humo no solo era perceptible por el olor, sino también por la vista. Un cliente apareció entonces para recoger un pantalón («pásale un agua antes de ponerlo», le recomendó), al tiempo que atendía la llamada de su aseguradora.
Una hora más tarde los bomberos dejaron el Valdoncel, cuyo tráfico estuvo regulado durante todo ese tiempo por la Policía Local de Betanzos. Sonia hizo un nuevo corrillo con sus vecinas. «Lo importante es que no ha pasado nada grave», coincidieron.